viernes, 29 de febrero de 2008

¿Soy una buena persona?

Si nunca le hablo ni busco a mis mejores amigos, peleo con mis padres cada fin de semana, fastidio a la gente que me rodea, tengo pensamientos perversos y depravados casi a cada momento, critico a espaldas de las personas, no me tiento al corazón para decir verdades que lastiman, no creo en el amor, mis relaciones sentimentales duran no más de 4 meses, malgasto el dinero, sigo la ley del karma y cometo mucho del malo; miento a cada segundo ya sea por que llegue tarde, por que no hice la tarea, por que no cumplí con una promesa, por que se me olvido que tenía que hacerlo o por que simplemente no tuve ganas. Soy un utilitarista tanto de personas como de sueños, motivaciones y deseos. Tengo un gran corazón y me comporto como si no tuviera uno. Destruyo sueños, metas y siempre pienso que sólo los míos valen la pena. Mismos que cada cierto tiempo voy desmoronando poco a poco hasta quedar convertidos en un “sí, yo solía hacer eso”. Escribo cosas que parecen tener el único fin de lastimar a las personas de mi pasado. Soy un pesado, un mamón, un prepotente, un egoísta, un egocéntrico, un depresivo, un noctámbulo que piensa que todo el mundo gira alrededor mío. Y lo más importante, me lastimo a mi mismo y a toda la gente que se cruza en mi camino.

Aún así creo que soy una buena persona, por que tengo una hermanita a la que quisiera cuidar aún cuando sea sólo un año menor que yo. Por que cada semana intento levantar a mi agrietada familia. Por que trato de cada día poner un gran esfuerzo en la carrera de psicología. Por que trato de ser amable, agradable, gracioso y siempre tener una sonrisa para los que me rodean, que sepan que pueden hablar de cualquier cosa conmigo y tener un hombro en el cual llorar sus problemas. Por que íntimamente tengo la esperanza de encontrar una persona para mí, que esté siempre dispuesta a permanecer a mi lado y por la que pueda dar todos mis esfuerzos, suspiros, sudores y golpes en esta vida para crecer juntos lado con lado. Por que trato de soltar unas cuantas monedas a una persona que lo necesita cuando tengo la oportunidad. Por que a veces trato de darles más que eso. Por que cada noche duermo como si tuviera la conciencia tranquila. Por que quiero pensar que este mundo es una mierda, pero yo pongo un poco de mí para hacer que eso cambie. Por que creo que realmente puedo hacer algo por las personas que me rodean. Por que creo que todos podemos ser buenos amigos. Que todos somos como una gran familia llamada humanidad. Creo que soy una buena persona por que creo que puedo cambiar al mundo.

domingo, 24 de febrero de 2008

Gatos y papas

Una patata rodaba por la calle y veía la tristeza, en la soledad, en la pobreza.

El gato le maullaba a la pobre papa, que no podía detenerse a ver que del otro lado estaba la felicidad.

Pero el señor con su escoba, corrió al gato de la ventana, para que no volviera más.

La hija era alérgica y no podía soportar el pelo del mínimo y rompía a llorar.

Pero no se preocupe señor lector. La papa sigue viva y el gato feliz.

viernes, 22 de febrero de 2008

Vania

El hombre la ve sentada en una banca solitaria, tan solitaria en medio de la plaza llena de tanta gente. Cabello largo, ojos azules y profundos, pechos abundantes, figura esbelta, un talle perfecto, trasero firme y un sabor a canela pura.

-¿Esperando?

-Todo el mundo está esperando

jueves, 21 de febrero de 2008

Espirales (inodoros)

Hay momentos en que el pasado viene detrás de ti. Como un excusado tapado, que por más que jales la palanca la mierda no se va, incluso la situación se torna peor y la porquería comienza a resbalar por los bordes de porcelana, ensuciando tu piso, derramándose bajo tus pies. Sientes como vas pisando por un lado y otro y a cada momento caes más en ese charco inmundo. Estás a punto de desesperarte, de mandar todo a volar hasta que al final recuerdas que existe el destapacaños. Con un par de bombeos, tu excusado queda libre, la mierda se va y con un trapeador puedes resolver todo el problema. Y tus preocupaciones se van en un espiral de agua…

Necesito un destapacaños.

domingo, 17 de febrero de 2008

Ensayo acerca del amor, hacerlo y no hacerlo (mejor hacerlo bien)

Desde hace unos cuatro años yo empecé a escribir. Concretamente empecé a escribir hace más, cuando iba en primero de primaria pero en esos ayeres lo único que ejercitaba era la imaginación, no escribía por placer puro, me gustaba imaginar y el papel lo dejaba de lado, la redacción no era mi fuerte entonces. Como decía aproximadamente hace cuatro años comencé a escribir cuentos, relatos y cosas en general. Desde un inicio mi idea fue hacer algo controversial, algo que causara furor, mi primer cuento Luís hablaba de un niño que hasta el final del cuento sabías que siempre había estaba muerto, cuando ya te había cautivado. El suspenso, el resolver todo en la última línea, algo así como las “punch lines” fue mi primera experiencia con los relatos breves. La segunda fue el erotismo.

Mi mente desde pequeño ha sido bastante erótica, si no mal recuerdo a mis ocho o nueve años tenía mis primeras fantasías de índole sexual. Fui literalmente un adicto a la pornografía en mi pubertad, gracias al Internet y mucho tiempo libre. Además de eso, siempre he usado la imaginación, siempre me ha gustado visualizar a aquellas que me rodean, saborearlas, sentirlas y tocarlas. El olor a cocoa de una, a labios de durazno de otra, una piel sabor a fresa, todos pertenecientes a mujeres que han estado tan cerca de mí en la vida diaria y tan lejos de mi en la vida nocturna. Por ello, no era extraño que todo eso terminara siendo parte de mi vida y por ende de mi escritura.

De ahí empezó el erotismo, el escribir relatos eróticos. En general las personas que me han leído les ha agradado mi estilo, sobretodo en el erotismo. Siempre trato de encontrar la forma de hacerlo vulgar o fino, tanto el sexo de manera cruda como el sublime arte del amor y las formas sutiles, ingrávidas y gentiles. De una u otra manera, mi vida ha estado llena de ello, por lo que sólo es cuestión de convertirme a mí en palabras y dejarlas llevar a las grafías.

Tiempo después de empezar a escribir y consagrarme como homo erotikos sucedió el acto. Curioso que mi mente estuviera lleno de ello, que pudiera excitar a alguien e incluso capturar parte de la esencia del sexo pero nunca lo hubiera probado. Siempre he sido de la idea de que uno debe de escribir de lo que conoce. Ahora puedo hablar del acto y precisamente eso es lo que me trae reflexionando últimamente. Cuando inicialmente lo hice, fue con una mujer que de cierta manera la quise mucho, pero que a la vez no podía realmente amar, por la lejanía física, por la lejanía emocional y tal vez también la química. Fue algo divertido, en verdad pasé una noche de lo más divertida, además de que los días que siguieron me encantaba tenerla desnuda sobre la cama, besando sus labios y lamiéndolos hasta causarle un delicioso orgasmo. Más fue como una pequeña y corta amistad. Si hubo amor duró poco y no estuvo en ninguno de nuestros encuentros.

Además de esa primera vez ha habido otras, la última de ellas fue una larga relación de casi seis meses. El sexo fue realmente químico. Había días en que dudaba que fuéramos a salir de la cama. Desde el tercer día de conocernos hablábamos de amor mientras la penetraba, hablábamos de amor mientras tenía uno y otro y otro orgasmo, hablábamos de amor y decíamos amarnos. La cosa es que creo que realmente nunca lo sentí. Puedo sonar horrible, puedo parecer cruel, puedo tantas cosas, pero nunca la amé. Me engañé a mí mismo, la engañé a ella, pero no la amé. Fue sólo sexo.

Ahora estoy en el debate, entre el seguir escribiendo acerca del erotismo. Para mí el erotismo no es sexo, es algo más, es sexo con sabor y contenido, tal vez sea sexo con amor. Tal vez incluso sea el amor sin sexo. Y aún así no lo he sentido. Ya no he tenido esa sensación del amor primero (y no me refiero al primer sexo) de sentirse inquieto, de brincar y correr como loco. De pensar en cosas tontas y sentir que todo es nuevo cuando estás con ella. Si logrará encontrar todo eso, si lograra sentir lo que se siente el hacer el amor, incluso sin hacerlo. Podría seguir escribiendo.

Hoy, me sigo preguntando si en verdad vale la pena. Después de tan pocos intentos, cada día odio más el sexo y amo más a la soledad. Ya me cansé de meterme en problemas, prefiero ser del tipo intelectual tranquilo que volver a ser llamado promiscuo. ¿Cuatro personas son demasiadas? Yo creo que sí, si no ha habido amor de por medio, creo que con una sola me bastaba. Me declaro asceta consumado, a partir de hoy me dedicaré a buscar el erotismo y dejar la pornografía de lado. A partir de hoy, no responderé a falsos amores. A falsos placeres. Sólo quiero sentir un poco de amor. Just show me the love.

I am not as strong as you

I can’t stand the routine

I can’t afford my dreams that way

I don’t want to be eight hours a day in some office

I just don’t like to be like everyone else


I prefer to be a crazy one or be called promiscuous

To be seen like a strange bug

I like to be like crap in a paper bag

Just in front of your sight, in a burning paper bag.


I am not as strong as you

I cannot have a credit card, drive a car or get a job

I cannot live all of this life

Without believing in some true love

viernes, 15 de febrero de 2008

Quisiera

Comprarte las estrellas

Llevártelas en racimos de veinte

Que escogieras las más grandes para dejarlas en el techo de tu habitación

Y las más pequeñas, esas las pusieras en tus ojos.

Para que así todos pudieran verlas, para que así escondieran ese brillo natural, para que así sólo yo pudiera recordar por que me enamoró tu mirada y los demás sólo puedan ver y preguntarse.


Quisiera probarte los labios, tomar tus palabras directamente de tu boca

Quisiera llevarte a caminar, por las calles, azoteas, por los balcones

Mirar el cielo, el de tus ojos, el de las nubes

Vamos juntos a dormir y despertar sólo hasta que la lluvia regrese

Ven conmigo, sólo un momento

No te morderé

No te comeré

Sólo quiero que veas un poco de lo que es mi vida


Veamos una salida de sol juntos

Sólo una salida juntos de noche viendo la luna

Vamos al mar, tomados de la mano

Vamos a ponernos mariguanos

A Maruata o a la villa, no importa yo sé de la semilla

Esa que te hace pensar diferente

Mira que te mira la gente

Te come, te degluta y te devora

Pero no por eso dejas de ser rara

Mi extraña inadvertida

Mañana será esa salida

Vamos a la tierra de los aires

Vamos, siempre hacia adelante

lunes, 11 de febrero de 2008

A la bukowski

Y ahora ando a la Bukowski, a la Irbangüengoitia. Pero no por el look, no, sino viviendo en pobreza, con dos amores soledad y gastritis. Viviendo la decadencia. Sólo cuando llegas a estar así comprendes la belleza de la cosa. Cuando vas y miras y ves tu cuarto vacío y dices esto está muy vacío y piensas que deberías llenarlo y luego piensas pero llenarlo de que y en eso te da el dolor en la boca del estomago y dices creo que debería comer algo y piensas que sería una buena idea y luego recuerdas que el dinero no alcanza y piensas ya me jodí. Eso es bonito, de una u otra manera. En estos tiempos todo es bonito por que todo es subjetivo y la belleza ahora es subjetiva. Si yo te digo que a mí un montón de mierda o una puta con herpes y llena de granos me parecen hermosos a ti no te queda más que aceptar lo que yo diga y que si lo pinto o lo escribo o lo esculpo y te digo esto es arte, no te queda de otra. Así a mí no me queda de otra, comer o fumar. Por suerte no soy alcohólico por que entonces sería fumar o beber. Soy fumador compulsivo, además de pornógrafo, pero la pornografía sale gratis. Todo es cuestión de salir a la calle, mirar a unas cuantas tetitas y culitos sabrosos, llegar a un lugar cómodo por ejemplo, una cama que nunca se tiende y sentarte a disfrutar, recreando con tu mente las imágenes, forzándola a llenar los espacios vacíos y ahí cuando tienes toda la película mental tienes tu pornografía directa para disfrutar, a la palma de tu mano (literal y no literalmente).

También me gustan las mujeres, no sólo imaginarlas, pero eso es un evento que no se da a menudo. Cuando lo ven a uno medio se espantan medio se repugnan y si cupiera otro medio, pues medio tratarían de ignorarte. No sé, como que la decadencia y la intelectualidad ya no están más de moda, si es que alguna vez lo estuvieron. Ellas prefieren a los niños bonitos, con carro, casa y cuenta en el banco. Si llega uno y les habla del apeiron, del ser y el no-ser, de que la literatura actual va en decadencia por puros best-sellers o de la novela que siempre estamos escribiendo pero nunca nos llevara a la fama (por que la fama es mala y pasajera), ellas te ignoran y voltean a ver al tipo musculoso, alto, generalmente blanco, cabello dorado, sonrisa de perlas blancas y tantas cosas que a más de una la llevarían a su cama que nunca se tiende, si fueran pornógrafas. Y así está la situación, pasando días de hambre y muchos cigarros, paseándome por plazas públicas y centros comerciales (que son casi iguales, sólo que acá venden más cosas). De repente, hay días que alguna se acerca, yo por eso adoro a las niñas hippies, aún a las falsas, por que por más que vivan en el pasado (que curiosamente nunca vivieron) o tengan la cabeza hueca pensando que ser hippie es drogarse, no bañarse y vivir de la caridad pública, te aceptan o por lo menos te escuchan. El otro día en la zona peatonal en el centro de la ciudad me encontré a una. Su cara era la de un ángel, una niña pequeña atrapada en un exquisitamente delicioso cuerpo infantilmente estilizado de unos dieciocho o veinte años, ahí estaba sentada junto a un perro enorme, una multitud de personas a su alrededor mirándola como si ella misma fuera un freak show. Su cara que les digo era de un ángel, estaba absorta, perdida en una contemplación al vacío, ni siquiera miraba a su perro, sus manos independientes de su mirada tocaban al animal, mientras ella parecía estar en el quinto cielo. Entonces yo me acerqué al lugar y la gente retrocedió. ¿Qué les pasa? ¿Nunca habían visto a un juglar, escritor, orate contemporáneo? Supongo que me juzgaron de loco, por que lentamente la multitud se dispersó. La joven-niña seguía mirando a la nada y probablemente se hubiera quedado así para siempre, pero yo me senté a su lado y encendí un cigarrillo, al parecer el tabaco sigue teniendo dotes mágicos, pues ella salió de su estupidizante-tantrico estado y me pidió uno. Se lo ofrecí y ella fumaba como si no lo hubiera hecho en años, con una intensidad típica de la juventud. Yo le empecé a contar, que tuve un sueño con una princesa idéntica a ella, donde me acompañaba un lobo parecido al perro que estaba a su lado, luchábamos contra una horda de seres humanoides que la tenían rodeada y al final, huíamos el lobo, ella y yo a mis tierras, donde vivíamos felices. ¿Había peyote? Me pregunto en medio de la narración, nunca supe si se refería a que si yo tenía peyote en ese momento o me seguía con su mirada estúpida-fascinante toda la historia, yo sólo dije que sí, que había montones de peyote, mariguana y hongos en esa tierra mágica. Me gustaría irme contigo, me dijo y quise llevarla, pero el perro no quiso moverse, por más que le silbé, le prometí croquetas, le dije que en mi cuarto, tal vez no muy grande pero si hogareño, estaría cómodo. Pero el perro no se movió. Por lo que nos quedamos ahí, mi princesa de la mirada absorta, su bestia fiel y yo el caballero andante hasta el anochecer, cuando llegaron sus amigos seudo-hippies, con los cuales ella por una fracción de segundo pareció despertar de su largo viaje peyotístico al ver a uno de ellos, pero inmediatamente recayó en el sueño y supongo que seguirá en el mismo hasta el fin de sus días, pues yo me fui a casa (con cinco cigarros menos) y ella con ellos, talvez pensando que todo el encuentro esa tarde conmigo fue un delirium tremens (pero ¿de quién? Yo soy fumador compulsivo, ella era drogadicta regular… el perro, el perro seguro era alcohólico). Yo todavía estoy dudando si ella me alucinó en uno de sus viajes, si yo la encontré en medio de mis sueños fantástico-sexuales o si todo fue un largo bostezo de su perro, si logró comprobar que ese perro era un teporocho empedernido el caso estaría resuelto, en fin. Así como les cuento, me gustan mucho las niñas hippies, no te juzgan y no es tan difícil convencerlas de que su labor en la vida es compartir el amor con uno. En general hacen muy bien el amor. Sólo cuida que no tengan un perro. O ten un buen karma, el karma siempre ayuda en esas cosas.

Otro día, otro día seguiré escribiendo, por hoy, se me ha terminado el papel y la gastritis vuelto a aparecer. Ese dolor es casi insoportable ¿saben? No es un dolor agudo que viene y se va, o uno que vaya de poco a mucho o de mucho a poco, no, es un largo dolor punzándote en la boca del estómago que desde que empieza no cesa, hasta que tengas algo en el estómago. Desgraciadamente ese algo tiene que ser comida, el cigarro y las cervezas sólo empeoran las cosas. Así que, una de dos, o consigues suficiente dinero para comprar ambas cosas o sigues fumando y soportas los dolores de la gastritis. Es un amor cruel, pero tus padres te lo advirtieron cuando decidiste empezar a fumar. El bendito cigarro… La bendita adicción. Luego continuaré escribiendo, por ahora, tengo que salir y ver si sigue vivo el mundo.

jueves, 7 de febrero de 2008

¿Qué es la Ecofilia?

Si buscas el verdadero significado encontraras que es un amor a la naturaleza, una especie de ecología pero más como una filosofía en lugar de una ciencia. Pero este lugar no trata de eso. Trata de Eco, de las visiones de Eco, es decir de un servidor.

La Ecofilia empezó como un lugar para subir mis escritos, para poder publicar relatos cortos, cuentos, ensayos y alguno que otro poema. En esencia, todo de autoría mía. Poco a poco se fueron filtrando escritos personales. También pasó por una crisis donde borré todo su contenido. Sin embargo la Ecofilia sigue.

La Ecofilia viene siendo mi propia versión de la literatura. No quiero decir que mis letras sean una literatura en sí, sino que es mi visión de lo que es para mí la literatura. Para mí es algo que no debe tomarse tan en serio, es de analizarse y de pensarse, pero también es de divertirse y gozar de las palabras. Así puedes saborear tanto un relato corto que parecía un chiste, de un cuento fantástico, de historias con un grado de terror, de un relato erótico, de pequeñas poesías con párrafos de cuatro estrofas e incluso minificciones. Todo cabe en este lugar, siempre y cuando tenga ese sabor, esa esencia de Eco. Que una persona pueda decir “me gusta lo que escribe y me gusta como lo escribe”. Lo delicioso de la Ecofilia no es leerla ni escribirla, lo realmente gratificante de este trabajo es saber que de una u otra manera, un poco de mí trasciende en por lo menos una persona.

Si logras cambiar a una persona, es probable que ella cambie a otras, si estás otras cambian a su vez, todo un grupo cambiará y si hacemos unas pequeñas multiplicaciones habremos cambiado al mundo a nuestro alrededor. Sólo puedo decirte que sonrías y disfrutes del viaje.

El verdadero sentido de la Ecofilia es gozar de algo para pensar, pero siempre tratar de causar una verdadera trascendencia. Que el lector sienta algo al pasar por aquí.

Muchas gracias por todo este tiempo juntos.

A la Ecofilia, pero sobre todo a los invitados de honor, es decir a ustedes, que me leen con tanta paciencia.

Hoy no conocí a una chava

Y me siento feliz por eso. Fue un día como cualquiera, de vivir solo, de estudiar solo y de comer solo. La gastritis comiéndose mi estomago y centromax como la opción más cercana. En lo personal no me gusta mucho el lugar, cuando voy solo. Cuando vas solo la gente te mira raro. En fin, una hamburguesa con papas y refresco a 39.90 es una oferta prometedora. Uno pasa a sentarse en una mesa y aunque estoy acostumbrado a sentarme y saber que no pasará nada extraordinario, sentí la tentación de escoger un lugar donde hubiera algo que ver. Y ahí fue cuando no la conocí. Estaba con una amiga (al menos eso parecía) y platicaban avivadamente. La verdad es que tenía una bonita sonrisa y no puedo negar que era guapa. A pesar de eso… había algo más. Mientras degustaba más por necesidad que por gusto mi hamburguesa comencé a tratar de adivinar su vida. Si era rica, si era clase media, si estaría en La Salle o trabajaba o que se yo. La verdad su historia fue decepcionante, más bien, mi historia acerca de ella fue decepcionante pues creo que lo que más me sorprendió es que no pude descifrar nada. Ella tenía algo raro, tal vez fuera precisamente el hecho de que no podía leer nada de ella. Es decir, tenía ese sabor a persona que a pesar de todo no ha sido tocada por la sociedad. Un insecto urbano como yo, fácilmente se sorprende al conocer a alguien así. Alguien espontáneo, sincero, que tranquilamente busca de mesa en mesa algún encendedor disponible. Encendí su cigarrillo y me dio las gracias para volver a su asiento. No pude evitar pensar que era una persona demasiado interesante. Que a pesar de sentirme tan extraño al no conocerla y tan tímido como para acercármele, no podía dejarla pasar. Una persona así se conoce cada cuatro años y sólo si se está en vigilia. Comencé a escribir, a pesar de que estaba pasando por un bloqueo habitual que me había detenido ya por tantos meses. Las letras fluyeron acerca de ¿Cómo se podía conocer a una persona así? La respuesta era sencilla. Sólo era cuestión de levantarse y caminar. Aunque en ese momento pareciera más difícil. Dispuesto a fumar otro cigarrillo, tanto yo como ella, saqué mi cajetilla y ella me pidió uno “es que ando de pobre” me dijo. Un cigarro y el agua no se le niegan a nadie, mucho menos a alguien tan… a alguien tan no conocido. En ese momento entregué la hoja de papel (además del tabaco y el encendedor) y recibí un “gracias” tan sincero, como no he visto otro en mucho tiempo. Rápidamente huí del lugar, sin saber que pasaría después. Tal vez nunca la vuelva a ver, pero lo cierto es que una persona como ella es como una estrella fugaz, sin importar lo rápido que pase, una vez que la has visto no se olvida. Hoy no conocí a una chava y sin embargo, no podría sentirme mejor.

martes, 5 de febrero de 2008

Bromas Pesadas

La joven estaba sentada en el pasillo, típica oficina de escuela nivel secundaria, con un escritorio donde una descuidada secretaria está pintándose las uñas, o la cara o arreglándose el cabello o leyendo una revista o coqueteando con el director o fingiendo trabajar, pero sólo fingiendo. El asunto había sido por “un compañerito” que le había hecho una broma a ella y ella otra a él y siguieron el uno el juego del otro hasta que la cosa termino siendo un llamado a la dirección. Se me van ahora mismo con el director, había dicho la maestra y ambos, con la cola entre las patas como suele decirse, tuvieron que ir a la increíblemente aburrida oficina a esperar su castigo. Marco había pasado ya hace 20 minutos y todavía se podía escuchar los reclamos de parte de la máxima autoridad. Que si habían pintado las paredes blancas con groserías, que si habían destruido parte del mobiliario, que si no se debe tratar así a las demás jovencitas, que si esto y que si lo otro. A Laura la verdad eso no le importaba, todo había comenzado por culpa de Marco, aunque ella así lo hubiera deseado fue culpa de él. A ella siempre le había gustado, pero este chico era uno de esos niños que nunca madurarían, haciendo bromas y comentarios bobos, haciendo imposible acercarse a él. Por eso ella había optado por la respuesta más obvia, seguir con su juego. Un día él le había levantado la falda, al día siguiente ella lo había mojado. El remato pegándole un chicle en el cabello y ella siguió la misma estrategia pegándolo en su banca. Semanas después ambos habían sufrido tantas bromas pesadas que incluso se reflejaba en su aspecto, ella por ejemplo, había perdido un mechón de pelo, tenía una mancha de pintura en su suéter, hubo unas pantaletas que habían quedado inutilizables, sus lentes se habían roto… Y hoy por fin habían tenido que ir a la oficina del director, pues los dos terminaron en terrible pleito.

La cuestión fue que desde la hora de entrada ese preciso martes, las cosas se hicieron muy intensas. En la primera clase ella le había volcado un par de cubitos de hielo en la espalda y el había hecho un gran barullo por lo mismo frente a todo el salón. En la segunda clase, Marco pensó que era una buena idea calentar su banca con un encendedor, por lo que Laura al sentarse dio un gran brinco y fue a quejarse con la maestra. La tercera y la cuarta clase no variaron mucho. Y en el receso… se desencadenó todo. Apenas inició el receso Laura partió a buscar a Marco, sus amigos dijeron que estaba en el baño, solo y previeron que habría algún problema, por lo que fueron a avisarle a todos los compañeros. Ella sin dudarlo ni un segundo partió al sanitario y viendo al chico dentro, entró y se encerró con él. Al salir ella con la blusa rasgada, el suéter manchado y escurriendo sangre, así como él arañado, con los labios hinchados y notoriamente desgastado, no podía esperarse menos de parte del prefecto que los llevo directamente a la oficina del director.

Marco sigue adentro de la oficina y la secretaria ni siquiera mira a Laura, por lo que ella aprovecha para recordar a detalle como ocurrió todo. Al entrar al baño, notó inmediatamente que sólo estaban Marco y ella en el mismo. Decidió que ese sería el día. Mientras él seguía sorprendido por la acción de ella, Laura se lanzó a sus brazos y lo besó. Siendo correspondida en el beso y sabiendo que no tendrían mucho tiempo le susurró al oído un vamos a hacerlo Marco, me has gustado desde siempre, con lo que él no puso reparo. La acción fue tan rápida y pasional como sólo puede serlo en esas etapas de la juventud. El suéter voló al suelo sucio, la blusa fue torpemente arrebatada, ella mordía los labios de él y a su vez, era torpemente tratada de penetrar. Ella lo ayudo a entrar mientras sus uñas exploraban violentamente la espalda de su joven amante y él con cada arañazo envestía con mayor fuerza. No fue cuestión de mucho para que él se corriera y ella estuviera a punto de sentir su primer orgasmo, sin lograrlo debido al dolor.

Ella después de media hora de estar en la oficina con la secretaria es llamada por el director, sin que Marco hubiera salido del cubículo de este, el director la mira levantarse de manera extraña, tambaleante, pensando que estaría cansada por la pelea en el baño, ella al entrar no puede evitar mirar a la cara a Marco, mostrar una pequeña sonrisa de complicidad, lamerse los labios y pensar que justo unos segundos antes, en la oficina con la aburrida secretaria, con sólo recordar lo que sucedió en ese baño (y un par de dedos de más) había conseguido su primer orgasmo.