sábado, 23 de enero de 2010

El sentido de la vida


Escribo una columna de consejos para despertar la sensibilidad al mundo de las personas comunes. Son consejos tan torpes y estúpidos que me da pena que sea eso lo que me paga la renta. Es cierto que sigo escribiendo mi novela, pero de algo tengo que vivir. Es increíble la cantidad de personas que necesitan “superación personal”. Sólo tienes que decirles que sean felices en palabras rebuscadas y todos se lo tragan. Es increíble como somos decadentes el día de hoy, necesitamos que alguien nos diga como vivir la vida, decían que la felicidad no se podía comprar y sólo mira en tu librería más cercana, tendrás mínimo treinta bestsellers ofreciéndote las respuestas para vivir sano, feliz y tener todo el sexo del mundo.


Por eso es que yo tengo chance, los padres no saben que hacer con sus hijos, los hijos no saben que hacer con su vida y yo sólo tengo que decirles lo que ya saben (o deberían saber), que la comunicación es la base de una buena relación, que hagan de la vida lo que tengan ganas de hacer y que todo el mundo cometemos errores. Pueden decir que soy optimista, lo cierto es que sólo soy observadora. A través de los años he podido observar lo que las personas buscan, lo que quieren escuchar. Por eso tiene éxito mi columna. Por mí que todos se vayan al infierno mientras me lean y por ende, tenga suficiente dinero para comer. De eso es lo que se trata la vida.

jueves, 21 de enero de 2010

Le sens de la vie


Hoy no queremos trabajar. No se debe a nuestros sueldos, la paga es mala pero tenemos todo lo que necesitamos, un techo, comida y una familia que nos quiere a pesar de no tener un rolex en el brazo o un rolls Royce en la cochera. Las horas laborales son las adecuadas, dignifican nuestro esfuerzo y sabemos que somos el motor que impulsa al país. Tenemos las prestaciones necesarias, un seguro médico que nos cuida a nosotros y nuestros hijos, gracias a los créditos la mayoría hemos podido comprar una pequeña casita que nos permita dejar de pagar renta y ser dueños de nuestro patrimonio. El ambiente de trabajo es muy agradable, tengo más amigos dentro de mi sección que los que tuve incluso en la escuela, tenemos un equipo de futbol en la empresa y las convivencias de esparcimiento que hacen cada tres meses terminan siendo las mejores parrilladas y días de campo. La huelga no es debido a nuestros superiores, tampoco a la crisis, no se trata de buscar un beneficio, no es que seamos unos huevones como ustedes nos han pintado. Lo que pasa es que a Rodríguez se le ocurrió preguntarse que sentido tiene la vida y nos hemos dado cuenta que nuestras almas no están listas para seguir trabajando sin encontrar la respuesta adecuada a esta incógnita. Esperemos encontrar esta respuesta a la brevedad. Por su comprensión, gracias.

No es lo mismo... que 20 años después

Por fin después de que toda la vida he estado huyendo de este momento decido tomar el riesgo. Voy a la taquilla y compró un boleto “paseo del terror”. Recuerdo perfectamente que cuando tenía 10 años quise subirme a esta atracción. Venía con mis primos, todos mayores y por lo mismo apáticos, nadie quería subirse conmigo y me mandaron a comprar el boleto solo. Subí con un niño extraño, que por cierto olía muy mal y apenas el carrito se acercó a la puerta de la casa del terror yo salí de un solo brinco, ganándome una reputación como el chico más asustadizo de la familia. Pero esta vez es diferente quiero superar mi miedo.

Me acerco al cochecito, tal vez me vea ridículo, ya no soy un niño y voy a subir solo, pero tengo que hacerlo. La indiferencia de la señora que recibe los boletos y del tipo que acciona el mecanismo que pone en marcha el carrito me hace sentir más tranquilo. Ya arriba del juego es como si estuviera otra vez en mi niñez, incluso me parece ver a mis primos detrás de la fila que espera para subirse al juego, pero es sólo mi imaginación. Cuando ya estoy bien acomodado el carrito se pone en marcha y pasa la primera puerta.

El pasillo está oscuro y yo sostengo fuertemente la barra del carro, puedo ver unas pinturas en la pared de fantasmas mal dibujados en colores fosforescentes. Estoy esperando de que de un momento a otro aparezca algo macabro del techo o de una pared, pero el carrito se limita a dar vuelta y del otro lado de la pared hay un muñeco mal hecho que cuelga de cabeza y exhibe unas manchas de pintura falsa, el mayor miedo que me causa es el que pueda golpearme en la cabeza al pasar cerca de él. Detrás de él la puerta que me deja salir al exterior del edificio. Este tramo es por donde muchos exhiben cara de terror, pero yo me muestro con una orgullosa seriedad, he pasado la primera prueba, sólo son unos segundos los que permanezco afuera antes de volver a entrar.

El camino ahora se convierte en una pendiente en la que el carrito va subiendo, ahora sí está completamente oscuro, en verdad me da miedo que no haya ni una pequeña luz, me preparo para cualquier susto fuerte, quiero cerrar los ojos pero no puedo permitírmelo, tengo que ser valiente, por lo que sostengo la barra con más fuerza preparado para lo que aparezca. Entonces veo en la parte superior de la rampa un diablo que sale de un ataúd, además de que me parece algo sin sentido (¿acaso sería un diablo viviente?) la mascara que tiene es parecida a la de ese luchador de la AAA que, créanme se ve entretenida pero para nada diabólica. Después el carro se abalanza a mayor velocidad, pasa junto a una figura de una mujer desnuda de cabello largo, se ve de lejos y se parece a los cabellos de la chica del aro, en verdad me causa un terror que no puedo evitar pero al no poder apartarle la mirada apenas y si noto al tipo que brinca de improvisto en su silla eléctrica del lado contrario del carrito. Creo que lo peor ya pasó, aunque de repente siento una telaraña falsa en medio de mi cabello que hace recorrer un escalofrío por mi espalda.

Estoy seguro que ya es el final del trayecto cuando pasó la puerta, pero entonces me doy cuenta que falta una pendiente en vertical, totalmente oscura. Espero un susto, un monstruo o un vampiro que salga de la nada. De nuevo tengo miedo de que aparezca arriba de mí y pueda golpearme directamente en la cabeza, pero el miedo no es a hacerme daño, es que en verdad me daría miedo tocarlo. El carro baja a gran velocidad y mientras espero un susto siento algo duro que me golpea la cabeza, tengo ganas de gritar y mi cuerpo da un ligero brinco, pero la puerta final ya está aquí afuera, sólo tengo que ser fuerte unos segundos más. Salí, he triunfado. Ya no podrán burlarse más de mí, ni mis primos, ni la familia, ni nadie.

Ahora sabía que podía hacerlo todo, poco a poco he ido superando mis miedos de la infancia, he disfrutado del cine y la literatura de terror, he aplastado a las arañas de las que antes corría y aprendido a andar a oscuras a pesar de sentir que algo acecha entre las sombras. Poco a poco he ido logrando lo que me he propuesto, soy un hombre nuevo. Estaba justamente pensando todo esto, disfrutando de mi victoria mientras bajaba del carrito y me dirigía a las escaleras de salida. Justo en ese momento alguien grita mi nombre.

— Alfonso —Me dice mi primo Ramiro, quien al parecer trae a sus dos hijos a la feria— Tan grandote y subiéndote a esos juegos… Te hace falta madurar primo, ja ja ja.

miércoles, 20 de enero de 2010

Experimento


Por un momento olvida quien eres, toda tu vida. Deja a un lado tus valores, prejuicios y moral. En este instante no eres más que un recipiente vacío. Entonces tomaremos la vida de otra persona y entrarás en ella. Te calzaras los zapatos ajenos. Pero esa persona no puede ser alguien cualquiera. De nada serviría este experimento si te diéramos un perfil que nada tiene que ver contigo. Sería inútil que si tú eres un brasileño, amante del futbol, de sangre caliente y sabes bailar samba te diéramos a elegir pensar en ser una jovencita de Corea del norte, si nunca en toda tu vida  ha importado Corea del norte, más que para pasar algún examen de geografía.


Lo interesante sería que pensáramos en alguien que tome un contraste contigo, hasta este momento sé que hablas español, que tienes acceso al internet, probablemente tienes correo en Hotmail, usas google, así como por lo menos conoces que son los blogs (si no, no estarías aquí). Lo más probable es que seas latinoamericano, tal vez mexicano, ya que generalmente las personas que entran a este blog son mexicanas. Además tienes tu pasado particular, tu infancia, tus golpes y moretones, cicatrices que marcan tu cuerpo. Seguro tienes recuerdos agradables, hermosos con tu familia, con tus amigos, con tus parejas. Pero también viviste momentos de tristeza, de dolor y sufrimiento, la muerte de un ser querido, la vergüenza, el descubrimiento de que no todo el mundo es tan bueno como creías. Busca en tu vida, algo que te marco, busca a esa persona que no quieres recordar, esa persona que te hice sufrir, sabes que te molestaba, su actitud no corresponde con lo que tú crees, probablemente sus valores y sus creencias son radicalmente diferentes a las tuyas. Ahora atrévete a imaginarte, que tú te vas a convertir en ella.


¿Qué siente esa persona? ¿Cuáles es su mayor sueño? ¿Qué hace al despertar y que reza antes de dormir? ¿Cómo es su relación con su familia? ¿A quién es la persona que más quiere? ¿Cuál fue el momento más vergonzoso de su vida? ¿A qué le tiene miedo? ¿Cuál es su sabor favorito de helado? ¿Le gustan los días lluviosos o prefiere el sol inundando el cielo? ¿Hace orgullosos a sus padres? ¿Pertenece a un grupo de amigos? ¿A qué religión pertenece? ¿Cuál es su libro favorito? ¿Qué es lo que más le importa en el mundo? ¿Cuál es su razón para vivir y morir defendiéndola?


Cuando en verdad logres responder estas preguntas. Respirar, escuchar, oler, pensar y caminar como esa persona, sólo bajo esas circunstancias, reflexiona por que no te agradaba, busca en sus razones para haber sido así contigo ¿Por qué te trato mal? ¿Por qué no lograron llevarse bien? Lo que te pido no es que lo justifiques, tampoco que simpatices con esa persona. Sólo quiero que logres entenderla, de eso se trata la vida. No tienes que agradar a todos, no tienen que gustarte todos. Pero debes saber que todos somos seres humanos, que tenemos  más similitudes que diferencias y que a pesar de cuanto puedas estar en el lado contrario de una persona, siempre habrá un poco de razón en la forma de ser de ella, tal vez la misma razón que en tu forma de ser. No discrimines, no juzgues, ni condenes, por que recuerda que tú estás del otro lado y el orden de los factores no altera el producto.

martes, 19 de enero de 2010

SPAM


Estaba revisando el buzón que se veía rebosante de correspondencia. Cómo siempre tome los recibos de luz y agua, así como los estados de cuenta de mis tarjetas bancarias. Se podría decir que es lo urgente. Separé la cantidad de dinero que necesitaría para atender esos asuntos. Esa es la parte seria de la labor. Después continuamos con la revista de selecciones que llega cada mes. En la portada, la historia del terremoto y las vidas que cobró en Haití, secretos para bajar de peso y como siempre sus partes cómicas, anécdotas y chistes, por los cuales hurgo toda la revista para comenzar a leerlos y dejar los artículos para los momentos en que realmente no tenga nada más que hacer. El resto de la correspondencia lo dejo por un lado. Lo veré después, si… después.


Pasa el día, ya saben hacer la comida, sentarme a la mesa, ver televisión mientras disfruto de un delicioso espagueti con albóndigas. En la tele está la discusión del otro día, los homosexuales y el matrimonio, los homosexuales y la adopción, el idiota de esteban arce… Luego con lo del huracán no sé quien fue cortina de humo para quien. Pero bueno, por lo menos es más interesante que esos programas de revistas del corazón. Nunca he soportado a Pati Chapoy ni su “labor periodística”. Me aburro lo suficiente de la televisión como para pensar en revisar el resto de la correspondencia, pero no tanto como para hacerlo. A fin de cuentas la discusión entre la estúpida sexóloga y el periodista homofóbico y prepotente no era tan interesante. Por lo que chequé un par  de folletos, publicidad barata. Nada interesante.


Después fui al estudio, estaba trabajando con unas mezclas experimentales. Ya sabes la música experimental está de moda y todos creen que es lo máximo. En lo personal hacer sonar un montón de fierros por ahí, voces raras y meter sonidos de juguetes, alarmas y otras cosas desesperantes me parece demasiado simplón como para ser considerado Música. Pero bueno, en el antro quieren que haga más remixes así. La chamba es la chamba, sobretodo cuando de ella depende la papa. Y claro, pensar en papa, me dio ganas de tomar unas Sabritas de la alacena.


Otra vez pasar por la mesa del comedor, sentía como que el resto del correo me miraba con resentimiento, “eaaa, no somos lo suficientemente buenos para ti, ¿verdad?”  “pinche puto”, Yo me hice oídos sordos, mientras tomaba una bolsa de papas fritas de la alacena y cuando volví a pasar después de haber sacado un refresco del refrigerador. Ya en el estudio no volví a pensar en ella, con tanto ruido, combinaciones de luces y humo de cigarrillo, no había más tiempo para pensar. Ahí pasé toda la tarde.


Ya por la noche, me senté otra vez a la mesa. Encendí la laptop y estaba hablando con unos contactos pendientes acerca de unos negocios pendientes, arreglos musicales, un par de bandas que querían que les ayudara en la producción de su disco y claro, siempre hay alguno que otro que dice ser tu fan y quiere decirte lo mucho que te admira, lo cual repudio, sobretodo cuando son hombres. Ábreme, No estés chingando, no ves que estoy checando mi email. Ya culero, me tienes esperándote toda la tarde, No estés jodiendo, necesito buscar unas pistas nuevas. Te voy a partir tu madre si no me revisas de una buena vez, Está bueno, está bueno, ya para que no estés jodiendo. ¿Abrí el sobre y sabes que había dentro?

























Un premio de esos que envían a todos los que nos suscribimos a un concurso fantasma...
Con sus reglas:

1. Mencionar y enlazar a quien lo concedió.
2. Explicar de qué se trata el premio.
3. Elegir y enlazar cinco blogs para continuar el premio.
4. Anotar las reglas.
5. El diseño y las reglas son inalterables.
Revisé el remitente, pensando que se trataba de otra publicidad basura, SPAM. ¿Pequeña Saltamontes? ¡Que rayos es eso! "Para ti, que me has hecho ver en tu forma especial de ser otro camino, te envió este premio, para aquellos blogs que nos invitan a la fantasía, ya sea por su temática y/o diseño"

Sí... claro, me dedico a hacer canciones para junkies, rara vez uno de ellos recuerda lo que hizo, mis composiciones originales están condenadas al fracaso y creo que nunca saldré de ese estigma. Y esta persona o cosa o lo que sea cree que soy especial, que vivo en un mundo de Fantasía...
Nada mejor que ganarte un premio, de esos que son en base cadena, donde una persona se lo envía a 5, esa a otros 5, bajo la excusa de que son especiales, mágicos, maravillosos. Que te hacen vivir la fantasía. Entonces esperan que yo mande copias de este mismo "premio" a otras 5 personas, sobretodo siguiendo sus bases.

Si claro, como si yo conociera a otras 5 personas mágicas y maravillosas... Si todas las personas que conocía desaparecieron de estos lugares. Si acaso podría pensar en Sybille y sus problemas mentales, en Amanecer, su alma de niña con tantos admiradores, al gran señor indigente que a veces visito en el parque. Claro, sólo en ellos podría pensar. Pero no creo que esto les importe más que a mí.

Tomé la hoja de maquina con el "premio" impreso, lo hice bolita y lo tiré al cesto de basura. Tengo demasiado trabajo, demasiadas ocupaciones, como para andar perdiendo el tiempo en pendejadas. Como si yo pudiera soñar con la fantasía. Lo único que quiero es que pegue mi música.





Por si alguien no entendió, Pequeña saltamontes me dio este premio y se lo agradezco en mi forma especial. A las únicas 3 personas a quienes puedo darles un premio son a Amanecer, a Sybille, por la cercanía que tengo con ellas y al Indigente Iletrado, por la admiración que le tengo. Quisiera nominar a otras personas, pero la blogosfera ha ido desapareciendo poco a poco y las personas que me gustaría que escribieran no lo hacen, a pesar de que se los suplico en la vida real. Pero bueno. Pequeña Saltamontes, gracias por acordarte de mí.




lunes, 18 de enero de 2010

Fobias


Que curioso es lo de Marcos, era el chavo más agradable de la escuela. Le gusta el futból y era el que siempre metía más goles, era de los más altos del salón y les gustaba a las niñas. Sacaba buenas calificaciones, siempre estaba en el cuadro de honor y las maestras hasta lo querían. A mí me caía bien, como a toda la bola. Lástima que fuera puto.


Mi papá me lo explicó, Marcos es puto por que tiene dos papás. Por eso ya no jugamos con él, no quieren que nos vaya a contagiar.



sábado, 16 de enero de 2010

Aroma


 Siempre he creído que soy una persona que no necesita saber donde está el promedio, estoy demasiado arriba como para preocuparme por ello. He logrado lo que he querido, tengo un doctorado en física, soy altamente reconocido en el país, gano más dinero del que mi mujer quisiera gastar, mis hijos no sólo heredaron mi inteligencia, sino que ya son autosuficientes sin siquiera haber terminado la carrera. Tal vez no tenga la fortuna de Bill Gates, pero les aseguro que mi CI es un par de decenas más alto.


Claro, ahora los que son psicólogos o los que ven muchos programas policíacos dirán que lo hice por mi complejo de superioridad, que necesitaba probarme que soy mejor que todos los demás. Siendo honestos lo hice por que estaba aburrido. La vida no ofrece grandes sorpresas a quienes lo tenemos todo. Por eso se inventaron las drogas, las luces fuertes, los autos deportivos y todas esos adornos que se hacen con oro. Es para que los ricos tengan algo con que entretenerse. Yo no soy rico, pero vamos, estaba harto de la rutina. Aunque, la vida siempre trae nuevas cosas.


Ella estaba vestida con el uniforme escolar, Gloria me dijo que se llamaba. Estaba nerviosa, pude sentir el sudor en la palma de su mano mientras me saludaba. Sus ojos eran demasiado expresivos y reflejaban su evidente nerviosismo, tenía las mejillas levemente ruborizadas, pero mantenía su barbilla elegantemente levantada, mientras su fina nariz paradójicamente respiraba de forma tranquila. Pero es que toda ella era una paradoja.


Cuando me invitaron a dar una conferencia a la preparatoria oficial sabía que no era una buena idea. Los jóvenes de ahora no quieren saber de física, no les importan las leyes que rigen la naturaleza, no quieren saber como funcionan las cosas. Todo se trata de comprar, de consumir, de ponerse ebrios, de tener con que y poder hacerlo. Todo es placer a corto plazo, libertinaje y nada de responsabilidades. Entonces va a venir el renombrado Doctor Sarabia y les va a hablar de la materia más aburrida y que además 3 de cada 4 alumnos reprueba, era obvio que era una empresa que no valía la pena realizar y que si no hubiera sido por el estúpido de Jiménez, director de la preparatoria y antiguo compañero de licenciatura no hubiera tenido que realizar.


Y ahí estaba la paradójica Gloria, esperándome al terminar la charla. Parecía tan inocente como cualquier chica de quince años. Me excitaba ver como su cuerpo sudaba al mirarme, como sus ojos se emocionaban por tenerme frente a ella y escuchar la forma en que me admiraba. ¿Cómo una adolescente (atractiva) de una preparatoria pública podría interesarse por la física? Eso simplemente no pasa. La cosa no pasó a más, le ofrecí mi autógrafo, intercambiamos un par de frases, el director llegó por mí para llevarme a desayunar y ni siquiera tuve la oportunidad de invitarla a mi laboratorio. Será para la próxima.


A decir verdad no fue como suele suceder. Conoces a una persona, la piensas por el resto de la vida, se convierte en tu obsesión, lo primero en las mañanas y lo último antes de dormir. Entonces lo piensas tanto que hay un momento en que te das cuenta en que nunca será para ti, que en verdad no te quiere, que la única forma de tenerla será matándola. A mí no me importaba tanto Gloria, al momento pensé que era linda, que era rara y que quería tener sexo con ella. Para después del desayuno lo había olvidado. Es cierto que me había impresionado, pero tenía muchas ocupaciones diarias como para seguir preocupado por eso.


En pocos días tenía el congreso en la ciudad de Monterrey, estuve preparando mi material toda la tarde. Mi mujer había salido a hacer las compras, mis hijos haciendo cosas de jóvenes, la verdad no importaba, todos sabían que necesitaba la casa a solas para trabajar. Eran cerca de las cuatro cuando decidí tomar un descanso en la terraza de la playa. Estaba tomando un vaso de vino tinto y disfrutando de uno de mis cigarros cuando la vi. Iba corriendo por la orilla de la playa en solitario, con un pequeño short deportivo, una blusa blanca que resaltaba sus juveniles y nada despreciables formas, llevaba audífonos y parecía absorta en su carrera. En ese momento me di cuenta que tenía que hacer algo: O me la cojo o la mato, pero algo hay que hacer.


Discretamente corrí detrás de ella, esperando que no resultara demasiado extraño que un doctor respetado y en mi edad corriera tras una jovencita. Pero bueno, la toqué en el hombro y ella se sobresaltó, por un momento hizo un gesto como de querer golpearme, pero me reconoció.


— Me sacó un susto de muerte. Mire que venir a encontrarlo aquí.

— Lo siento, no era mi intención, sólo que te vi pasar por aquí y quería saludarte, pero vaya que estás en buena forma, me costó trabajo alcanzarte.

— No se preocupe Doctor Sarabia, al contrario, es un gusto saludarlo. Aunque, ¿qué está haciendo usted por aquí? Yo suelo venir por aquí por que suele estar muy solo, muy tranquilo.

— Ah, es que precisamente vivo en esa casa, aquella terraza. Estaba descansando un poco después de preparar los últimos detalles para el congreso de física en la ciudad de Monterrey. En eso te vi pasar y quise saludarte, no todos los días uno conoce a una chica tan joven que le entusiasme la física.

— Gracias por el halago, pero no creo ser tan especial. Rayos, me hubiera gustado ir al congreso, por más que intenté juntar suficientes chavos para un camión de parte de la preparatoria no se pudo. Si por lo menos hubiera sido en un puerto en lugar de Monterrey. Pero ni modo.

Fatum. El mismo Fatum que maldijo a Edipo. Venía por mí, me servía la tentación en bandeja de plata y sabía que no podía negarme. Lo pensé sólo un segundo. En cualquier otra circunstancia eso se hubiera visto mal, pero yo era el Doctor Sarabia, extrañamente la palabra doctor viene acompañada con los prejuicios adecuados, como si cualquiera que consigue el grado fuera una especie de santo. Un iluminado que puede ver la realidad del mundo. Cuando la verdad es que lo doctor no quita lo pendejo. De cualquier manera la invitación me salió tan natural.

— Si quieres puedes ir con nosotros, yo y el profesor Sánchez iremos en un coche particular, llevaremos a Carlos que es un estudiante de 6to. Semestre, así que bien podrías ir. Si gustas.


—Tengo que pedirle permiso a mis papás— dijo, con una sonrisa pícara en los labios— pero sí me gustaría ir con usted— Creo que me voy a ir al infierno.

viernes, 15 de enero de 2010

Don Perdedor

Rayos, aquí viene el baboso de Enrique a hacerse el gracioso. En verdad hay personas que no logran entender la realidad. Parece que conociera todas las reglas no escritas para hacer sentir incomoda a una mujer, además de que es muy feo. Veamos… En primera, su cabello es un desastre, no sólo pareciera que nunca se peina, sino que lo tiene descuidado y grasoso, ni quien quiera tocarlo, tenerlo cerca si quiera. Su ropa, es como si su madre todavía se la escogiera. Es ropa de niño, tal vez de ñoño, vamos que se parece al primo del príncipe del rap. Además de eso no se afeita la barba, no bien, siempre tiene un poco de barba en ciertos lugares inconvenientemente estratégicos, nada peor que besar a un chico que no sabe quitarse el bigote.

Pero eso no es todo, juega videojuegos, cree saber mucho de la licenciatura, cree que cuestionarse de todo en la vida es interesante, aún si se trata de por qué los palillos son de madera o por qué el sol sale por el este. Cree que es gracioso, hace chistes malos donde siempre ríe solo. Cree que por ser parte del equipo de football (como aguador) es cool. Nunca, nunca para de hablar, siempre tiene algún tema que a nadie más le interesa para ser el centro de la conversación. Por dios que es desesperante. Pero claro, es especialista en hacer sentir culpable a la gente. Camina como animal herido, con la joroba bien pronunciada, con cara de tonto y su ropa de niño, es como si llegara a postrarse frente a todos nosotros a decirnos “estoy indefenso, no valgo la pena, no me hagan nada”. Tanto así que ya ni es divertido burlarse de él.

Me lleva, ya me vio, viene para acá, seguro me va a decir una idiotez típica de él y como siempre tengo que fingir que es interesante, inventar una excusa para salir corriendo lejos de él, sin que se sienta demasiado ofendido. Pero bueno, quien sabe, tal vez debajo de toda esa capa de inseguridad… Ya viene

— Hola, Érica, me preguntaba si podría invitarte a la disco del jueves, podría ir por ti a tu casa y pasárnosla bien, ¿que dices?

— Ay, Enrique, tú y tus ocurrencias, eres muy gracioso, ¿sabes? Disculpa que no me quede más contigo, pero tengo que ir a buscar al maestro Arredondo para entregarle el ensayo final, nos vemos.

Esa Érica está bien buena, habrá notado ¿qué le estaba viendo las tetas? Está vez no se pudo, mendigo maestro Arredondo, pero para la próxima segurito cae. Entonces sí la voy a tener en mi casita y ni quien la pueda salvar. Va a ser como en mis hentai donde ellas no paran de gritar de placer… Tal vez a Érica le guste el hentai, le preguntaré la próxima vez. Ohhh, ahí viene Rubí, haber, a enderezar la pose, espero esté bien mi cabello, mi aliento… no hay tiempo hay que decirle algo ingenioso antes de que se me escape.

— ¡Oye Rubí! ¿Sabías que el oso panda está en peligro de extinción? Lo dijo Jack Black en la tele…

lunes, 11 de enero de 2010

Visitas inesperadas


La puerta estaba abierta siendo que yo la había dejado cerrada con ambas llaves, estaba segura de que eso no significaban buenas noticias. No podía haber otra razón para que mi departamento no estuviera cerrado más que ella y eso sólo podía significar problemas. Entre directo a mi habitación, pero no había nada, todo yacía justo como cuando me levanté en la mañana y salí directo al trabajo. No quedaba mucho por buscar, cocina, vacía, sala, vacía, patio de servicio, igual, sólo quedaba el baño. Traté de girar el pomo de la puerta, pero estaba cerrado por dentro, estaba segura de que era ella, sólo podía ser ella, a pesar de eso, evité hacer ruido, mientras buscaba en el buró junto a la cama mi pistola, recargaba el arma y la cargaba. Todo era cuestión de esperar.


Llevaba sentada cerca de cuarenta y cinco minutos cuando por fin escuché movimiento, era el agua que se va por la coladera después de haber usado la tina. Seguro llevaba tiempo aquí y seguro también, iba a tardar en salir. Por lo menos otra media hora, por lo que fui a revisar el resto de la casa. El refrigerador tenía comida y había trastes limpios, no sólo vino y cocinó, también lavó sus trastes y me dejó un poco. Siempre tan considerada. Regresé de nuevo a la alcoba, siempre odié el tiempo que esta mujer pasaba en el baño y su mala costumbre de estar impecable sin importar las circunstancias. Pensé que era seguro que en ese momento estuviera arreglándose para salir, aunque no estaba segura si sabía que yo ya estaba afuera esperando. Otra media hora más en el sillón, pistola en mano y sin poder prender un tabaco, siempre quedaba la posibilidad de que en realidad no fuera ella, no me gusta ser descubierta y tomada por sorpresa.


Por fin, la perilla giró y pude escuchar el seguro botarse, un segundo después ella aparecía frente a mí y yo con mi pistola apuntando justo a la altura de su pecho. Debo decirlo Janeth siempre fue bastante excéntrica y siempre tenía esa clase de trabajos del límite, entre lo inmoral y lo ilegal, por eso no fue raro que saliera vestida como una especie de colegiala única: llevaba el cabello recogido en dos colitas, en la cara, los ojos delineados, la tez pálida y los labios en una mezcla entre negro y morado, una blusa negra de latex con corte gótico y un escote que dejaba ver sus hermosos pechos blancos, para rematar llevaba una falda de cuadros negros y morados que apenas cubría su trasero, él cual por cierto, sólo estaba resguardado por unos pequeños calzoncitos como de niña buena, para rematar llevaba medias de redecilla y unas botas de cuero con tacón de aguja. Su cara angelical, junto con esa mirada de inocencia que se pierde en el infinito daban el toque final. En realidad me excitaba esta chica.


¿Puedes bajar la pistola? Me dijo, sabes que me pones nerviosa y no de la manera en que me gusta. Sabes que no puedes estar aquí, yo soy una persona con suficientes problemas como para tenerte aquí. Lo sé, por eso vine a buscarte, por que tienes tantos problemas que seguro no te importará que yo te traiga unos pocos más… me están buscando, Esto último lo dijo con una sonrisa de falsa inocencia. No puedes venir aquí cada vez que estás en problemas sólo para que yo te salve el trasero. Creo que siempre me arrepentiré por haber dicho esta frase, pues ella se inclinó de espaldas a mí, lo suficiente para dejarme ver sus hermosas nalgas y decirme, Acaso no es un lindo trasero como para que no quieras protegerlo. No pude hacer más, tome la pistola, la puse en su nuca, la tome del cuello y la arrojé con fuerza a la cama.


Después de dejar la pistola a un lado todo fue muy violento. Me lancé sobre ella por detrás, arrancando su ropa interior de un solo jalón, tenía que tocar, besar, lamer, era como estar hipnotizada, embriagada por una tonta niña que no sabe cuidarse sola y sin embargo, sabía como obtener a la mejor como su guardaespaldas personal. Ella se dejó hacer y cuando paré para tomar un respiro, dio media vuelta, me tomó entre sus piernas y me acercó a sus labios, en un solo movimiento. Me besaba, mientras me desabotonaba mi camisa, me quitaba la funda del arma, se deshizo de mi sostén en un parpadeo y ahí estaba yo, medio desnuda sobre de ella, besándonos. Me pidió con su mano que metiera mi mano y era tan caliente, tan suave, tan delicada, como cada vez que esto pasaba entre nosotros. Ella liberó sus pechos y me dejo admirarlos, besarlos y ser parte de esa exquisitez, de esa obra de arte. Di gracias a dios por ese escote tan pronunciado. No pude aguantar más y le pedí que lo hiciera, para poder terminar con mi número favorito. Aunque me hace sentir un poco mal que ella siempre logra que yo termine primero.


Estábamos las dos desnudas mirando al techo de la habitación, con un brazo sostenía el cigarrillo que estaba fumando, mientras con el otro la abrazaba, pues a ella le encanta acurrucarse después de hacer el amor conmigo. ¿En que te metiste esta vez?, le pregunté, sabiendo que su respuesta no sería nada agradable, cada que hacemos el amor, sobretodo con esa intensidad, significan malas noticias. Esta vez no, me dijo ella, esta vez sólo vine por ti, Fern.

domingo, 10 de enero de 2010

El amor de mi madre

Tranquilo hijo, mami está aquí, no te pasará nada, mírame a los ojos, no te pasará nada, quiero que seas un hombre de provecho, sé que lo harás, tú eres lo más importante hijo y sólo eso importa, te amo, siempre recuerda…

Esperaba que mi madre terminara su frase, pero no pudo. Yo me quedé ahí, recostado debajo de ella, con el calor de su sangre que resbalaba por mi rostro, caliente, era su amor que me cubría de besos. Pude sentir como la vida se le salía y su cuerpo quedaba inerte sobre mí. Yo quise llorar, pero sólo me quedé ahí, quieto, rezando por que mi madre tuviera razón.

(fragmento tomado de las memorias de Don Julián Flores: “a propósito de la guerra”

sábado, 9 de enero de 2010

Busca el oro muchacho


Debes de almacenar muchos recuerdos en tu juventud, ten por seguro que cuando seas mayor serán tu mayor tesoro. Por que poco a poco verás que lo que tuviste algún día ha ido despareciendo y no lo habías notado, sino hasta que te quedaste solo. Los amigos se alejaron, cambiaron de ciudad, tuvieron familias y poco a poco se acabó el tiempo que tenían para compartir contigo. Los amores en la adolescencia, se quedaron en las cartas que enviaste a la chica que te gustaba, pero las rosas se marchitaron, las canciones se cantaron y ya sólo quedan las guitarras guardadas al fondo del desván. Tu trabajo, también se terminó, te jubilaste o te jubilaron, ya no funcionabas, te dicen que es tiempo de gozar de la vida, pero parte de ese goce esta en las responsabilidades. Por eso tratarás de cuidar tu casa, el jardín, arreglar las cosas como siempre quisiste, pintar, escribir tus memorias, salir a pasear por el mundo, pero nada te dará la dicha del trabajo bien logrado. De la salud, mejor ni hablemos, entre la diabetes, los infartos, el Alzheimer, demencia senil…


Por eso debes prevenirte por que el día llegará, cuando estarás sentado en medio de la sala y te preguntarás ¿qué he hecho en mi vida? Entonces tienes que tratar de recordar. Tomarás los albúmenes de fotografías llenas de nostalgia, de tiempos donde tenías cabello y festejaste un cumpleaños o una boda, con tu esposa, con tus hijos, de cuando fuiste pequeño y todavía vivían tus padres. Luego tratarás de telefonear a tus viejos amigos, de la preparatoria, de la universidad, del trabajo, con los que jugué futbol o básquetbol, muchas dirán que están ocupados, algunos ya estarán muertos, otros más estarán encantados de tu llamada, planearán reuniones, concretarán citas.


Tus recuerdos son lo más precioso que existe. El dinero sirve, para comer, vestir y dormir. Pero para vivir, para eso necesitas vida, sólo los recuerdos pueden darte esa vida, recordar es volver a vivir. Por eso ahora, que eres joven, toma en cuenta lo que te digo, vive al máximo, conoce todos los lugares que puedas, disfruta al máximo a tu familia, lee todas las enciclopedias, novelas y poemas que puedas. Ve al cine dos veces por semana, pero también cada que tengas vacaciones sal a la playa, de pesca, al extranjero. Enamórate de muchas para que puedas conocer a una, que sepas que pasarás tu vida con esa persona y que tendrán mucho que hacer juntos.  Ten hijos y dedícales tu vida entera, consiéntelos y edúcalos por que nada te puede hacer sentir tan grato como darle la vida a otro ser, cuidarlo cuando está indefenso, verlo y crecer y saber que es una gran persona gracias a que tú estuviste ahí para ella.


Conoce el mar, conoce el espacio, conoce Egipto, ve a china, come mariscos, come lasaña, arrójate en paracaídas, salta en el bungee, conoce el internet, cómprate el celular más nuevo, sal a pasear al jardín de tu ciudad, disfruta de una tarde entera acostado sin hacer nada, disfruta de tu pareja, sexual, emocional, intelectual y espiritualmente; brinca y mucho, canta cada que sientas ganas, que no te de pena hacer las cosas, has que la gente te mire y regálale una sonrisa al mundo, usa ropa cómoda, usa ropa bonita, compra un automóvil, sal en bicicleta, apaga la televisión, rompe un vaso, tira un plato, mira el cielo durante horas, mira videos tontos y graciosos, disfruta de tu tiempo de ocio, disfruta de tu trabajo, disfruta de tu vida y vive intensamente, por que cada cosa que vivas, generará recuerdos. Y créeme, los recuerdos son oro puro cuando llegas a esta etapa.

viernes, 8 de enero de 2010

Rosalba

No podía mirarlo a la cara después de lo que había pasado, quería hacerme chiquita, chiquita, hasta desaparecer. Pero eso no podía ser, la cosa apenas iba empezando. Me ordeno que me quitara la blusa y el sostén. Lo hice, mientras miraba por la ventana como caía la lluvia, sólo quería ser eso, lluvia que cae y se aleja. Pero él estaba ahí y no iba a olvidarlo. Pude haber llorado, pude haber gritado y terminado con todo eso, pero la verdad, muy dentro de mí, quería que lo hiciera por que yo lo amaba, aun cuando todavía no supiera reconocer lo que era el amor.

Todo había comenzado unos meses atrás. Mis padres estaban ocupados y no tenían tiempo para mí, mis hermanos ya eran grandes y tenían compromisos más importantes que yo, citas con sus novios, su trabajo o simplemente no querían perder tiempo con una niña. No tenía muchos amigos, la mayoría eran de la escuela y como nuestra familia vivía en las afueras de la ciudad era raro que pudieran visitarme y lo era aun más que me dejaran ir a la casa de un amigo. Por eso vivía de forma bastante solitaria, hasta que llegó Carlos, mi primo.

Su familia había tenido problemas, divorcio, entonces decidieron repartirse, un hijo tú, un hijo yo y les sobraba el mayor, ya estaba lo bastante grandecito como para decidir y él decidió irse con sus abuelos. Por eso llegó a mi casa, es decir, a la casa de mis abuelos. Él tenía 17 años cuando llegó, era alto, delgado, de hombros anchos, su voz era ronca, comenzaba a crecerle una barba espesa, que combinaba a la perfección con sus ojos profundos y su cabello, que usaba bastante largo. Era guapo, es cierto. Cuando llegó a la casa, no hizo gran cambio para mis abuelos, ni mis padres, mis hermanos lo saludaron con mucho cariño, sólo para hacerlo parte de los muebles un par de días después. Creo que eso hizo que él fuera feliz en la casa, a Carlos le gustaba que no le prestaran atención. Pero yo era pequeña, tenía 11 años y él fue el único con el que pude acercarme.

En la mañana yo iba a la escuela primaria, mis hermanos iban a la escuela al otro lado de la ciudad y siempre había peleas entre los tres por que ninguno quería ir a recogerme. Cuando llegó Carlos, él se ofreció como voluntario para ir a recogerme diario, nadie puso objeción y a mí me hizo verlo no sólo como el nuevo primo que llegó, sino como el nuevo primo con el que podría llevarme bien, por fin alguien con quien jugar, con quien hablar. Cada tarde, de camino a casa, el me compraba algún dulce con el dinero que había guardado de su almuerzo. Siempre tenía detalles para conmigo: cargaba mi mochila, siempre llegaba puntual y casi todo el camino se la pasaba sonriendo y haciéndome bromas o contándome historias divertidas. En verdad Carlos era un ángel que había ido a liberarme de la tristeza en la que vivía. Yo lo quería mucho.

Así es como suelen suceder las cosas: lentamente. Cuando menos te das cuenta, la persona que había sido un completo extraño días atrás se convierte en la persona más importante de tu vida. Así son las relaciones humanas. Con Carlos no pude evitarlo, el me dio a beber el agua en el desierto y en verdad que yo estaba sedienta. Por eso cuando comencé a notarlo diferente no me aleje, yo había decidido que quería ser lo que el necesitara. La relación fue poco a poco tornándose exclusiva. Sólo el y yo. De regreso de la escuela a casa, a la hora de la comida, en las tardes cuando el trataba de estudiar y yo no tenía con quien jugar y poco a poco fueron más momentos en que terminábamos él y yo en su cuarto. Hasta que un día se decidió.

Recuerdo muy bien como yo estaba recostada en su cama, cuando él dejó a un lado su libro de algebra y se sentó a un lado mío. No tuvo que decir nada, ya todo había cambiado. Con sólo acercarse pude saber que algo iba a pasar, no sabía como iba a ser, pero bien sabía yo que había cosas prohibidas, que se debe tener cuidado y que nada de eso importaba, no si era Carlos. No recuerdo como llegamos al beso, pero cruzamos el punto sin regreso y nos dejamos llevar.

Todo fue maravilloso en un principio, beso tras beso, él era gentil y delicado conmigo, me ayudó a desvestirme y me acariciaba por cada parte de mi cuerpo, yo mientras trataba de oler su cabello, de evitar las cosquillas cuando besaba mi ombligo o debajo de mis pechos, me encantaba como me miraba, como si yo fuera lo más importante en todo el mundo. Entonces quise saber cómo era él. Le pedí que se desvistiera, se quito su camisa y pude abrazarlo, sentir su piel en contacto con la mía, era un abrazo tan cálido, tan lleno de amor. Después de eso, se quitó los pantalones y calzoncillos y me encontré con su miembro, tan extraño, tan fascinante, me pidió que lo tocara y lo hice, con toda la gracia y práctica que puede tener una niña de 11 años, aun así, él lo estaba gozando. Quiso que lo besara y lo hice, pero cuando me pidió lamerlo tuve demasiado asco que prefirió arriesgarse. Me dijo que no me dolería, que me relajara, que no quería hacerme daño, que nos iba a gustar, tal vez sentiría un poco de comezón al principio, pero después todo estaría bien. Luego, me abrió las piernas. Dios... como lo odio.

jueves, 7 de enero de 2010

Emprende el vuelo (2)


Cuando abrí los ojos ya estaba arriba, habíamos pasado por el anillo dentro de la nube y el se encontraba mirándome fijamente. Estábamos sobre el cielo, entre las nubes, más allá del Sol y la Luna, más allá del bien y el mal. Sus ojos penetraban de manera decidida sobre mi piel, podía sentir como su mirada no sólo se clavaba en mí, sino que pasaba a través de mí, me leía, sabía quien era yo, mis sueños. El conocía la verdad.


Entonces, por qué me trajiste aquí, Por que quiero que conozcas, En verdad es muy hermoso, pero, por qué yo, por qué no alguien más sabio, más valiente y fuerte, Lo dices tú, que no sólo has tenido un sueño de toda la vida, que no has olvidado a pesar del trabajo duro, de las frustraciones, tú que pasas más tiempo mirando hacia arriba que alrededor, Pero, eso no me hace especial, Claro que sí, tienes la fuerza del deseo y ella fue la que me llamó, Pues en verdad gracias, todo es único aquí, en todas estas nubes puedo ver tantas tonalidades, pero a la vez, tienen texturas que nunca había mirado antes, Eso se debe a que no estamos en el cielo que tú conoces, en realidad, estamos en el Cielo. No entiendo, No necesitas hacerlo, sólo debes disfrutarlo, contemplarlo y cuando estés lista podrás hacer la labor que necesito de ti, Claro, haré lo que necesites, sólo tienes que pedírmelo, No te preocupes, ni siquiera necesitaré hacerlo.


Ahora, qué te parece si tomas un poco de lo que hay a tu alrededor, Quieres decir, un poco de las nubes, No sólo de las nubes, puedes llevarte también los colores, las luces, las formas, toma las texturas, quiero que conozcas toda la variedad de este universo y cuando estés lista, la guardarás en tu corazón, Está bien, aunque de nuevo, no entiendo a lo que te refieres, Tú sólo toma lo que quieras y ponlo en este canasto, cuando hayas terminado, estarás lista para regresar, Pero yo no quiero regresar… no tan pronto, No te preocupes, después de que hayas tomado todo y lo tengas en tu corazón podrás regresar aquí las veces que quieras, siempre y cuando hagas lo que te he pedido, Está bien, entiendo.


Entonces recorrí los campos de nubes, recogiendo formas, colores, texturas, a cada momento me encontraba con una nueva impresión, una… una esencia, comencé a ver esencias, no podía nombrar a los colores, ni a las texturas, no había un rojo o un amarillo, ni siquiera sus tonalidades, eran colores que nunca antes había visto, colores para los que no tenía un nombre, para los que sólo podía capturar su esencia. Poco a poco recorrí todo lo que mis ojos podían, poniendo un poco dentro del canasto, hasta que estuvo lleno. En ese momento el canasto se cerró sobré mi mano izquierda, con la había estado cargándolo, comenzó a deslizarse por todo mi brazo, irradiándome con una sensación de dulzura, de tranquilidad y avanzando hacia mi pecho y con cada centímetro que se escurría recordaba una a una las esencias que había conocido ese día, hasta que llegó al centro de mi pecho, entonces todo se convirtió en dolor, las nubes desaparecieron, todo lo que había a mi alrededor había pasado a un segundo plano, sin tener un primer plano que ocupara su lugar y sólo pude distinguir su mirada a lo lejos, muy lejos de mí mientras el dolor me despedazaba por dentro.


Cuando desperté estaba en el claro, mirando una nube con forma de anillo, de curioso tonalidad morada, como si fuera una nube nocturna que se haya quedado rezagada en el cielo matinal. Me levanté del suelo, sabiendo que tenía que regresar a casa, arreglé mi falda, sacudí mi ropa y al notar que mis brazos tenían unas marcas nuevas, como quemaduras, unas extrañas cicatrices, tuve que bajar mis mangas lo más que pude, pensando en la forma de evitar el llamar la atención en el camino a casa.

miércoles, 6 de enero de 2010

Emprende el vuelo


Mi vida siempre ha estado en las nubes. Desde que era pequeña me gustaba mirar al cielo durante horas preguntándome como sería vivir allá arriba, sentada junto a Dios. Así me pasaba las tardes en el patio de la casa, tirada boca arriba y contemplando durante horas. Adoraba las noches de luna llena, donde la luna no sólo ilumina la tierra, sino que nos deja mirar las nubes en tonos morados y violetas tan hermosos.


Pero como siempre, el tiempo pasa y uno crece, entonces te dicen que tienes que olvidarte del cielo, buscarte un trabajo en un restaurante como mesera, ni siquiera pensar en estudiar una carrera pues la familia no tiene dinero. Así que nunca sueñes con alcanzar el cielo, por que tienes una cadena bien grande que no te permitirá volar.


Pasé cerca de diez años en ese horrible lugar, atendiendo mesa tras mesa, día tras día. Descanso los lunes, horario corrido del medio día hasta medianoche, dos de la mañana si tenía que hacer cierre. Los clientes siempre me coqueteaban, desde los que querían llevarme a la cama del hotel o de su casa, hasta los que llevaba toda la vida enamorados de mí. Y las otras meseras estaban celosas por que adjudicaban mis propinas al deseo de los clientes (algo lógico al ser yo la única soltera del restaurante).


Tal vez hubiera pasado el resto de mi vida, sino fuera por que en mi poco tiempo libre seguía haciendo aquello que desde la infancia: Soñar con volar, con tocar el cielo. En uno de mis lunes libres, cuando tuve la oportunidad de escaparme de mis obligaciones para con mi familia, llegué al parque de la ciudad, inmediatamente fui a mi lugar especial: un sitio cerca del muro norte donde, entre el muro, los arboles y arbustos cercanos forman un claro que me permite concentrarme solamente en el cielo.


Llevaba cerca de media hora pensando en como podría llegar allá cuando apareció un joven de aspecto extraño. Llevaba una especie de gabardina negra, abierta en varios puntos, tenía un tatuaje que le cubría la mitad de la cara y marcas en los brazos, en ciertos puntos parecían heridas que habían cicatrizado hacía mucho, en otros, malformaciones de nacimiento. Lo cierto es que era guapo.


Él no dijo nada, sus labios no se movieron en ningún momento y aún así pude ver como levantaba su dedo índice en dirección de la nube que yo estaba mirando segundos atrás, mientras hacía esto sonaba su voz dentro de mi cabeza “¿por qué no vienes? Sólo inténtalo” Después de eso, juro que lo vi flotar lentamente y la nube que él había señalado se abría lentamente, haciendo un anillo enorme en medio del cielo, en medio del cual el joven se detuvo, volteo a verme, su voz de nuevo en mi cabeza decía “sólo tienes que flotar” y su mano me invitó otra vez a subir. Recuerdo que sentí como si mi cuerpo se separará del suelo, mientras él seguía llamándome desde lo alto.

martes, 5 de enero de 2010

Sin ti

Recuerdo que tuve una amiga hace un tiempo con la que me conecté de inmediato: Nos gustaba el arte, fumar y salir a caminar bajo la lluvia. Había química entre nosotros, la suficiente para ser amigos, pero no para algo más. Me sentí como pocas veces, como en familia.

La gente cambia, yo cambié, ella cambió. Tiempo después la busqué y la invité al café pero ella no podía por que tenía que ir a su trabajo y sólo pudo dedicarme una sonrisa.

Otro día le dije que saliéramos al jardín, el clima estaba hermoso y tenía una cajetilla nueva para compartir. Tengo que salir con mi novio pero te prometo que luego iremos Y su sonrisa de nuevo.

No se te antoja una peli, me dijeron de una de cine de arte, como las que te gustan. Apenas tuvo tiempo de responderme que lo haríamos en otra ocasión, tenía que prepararse para la boda de su hermana. Me sonrío como antes, apenas unos instantes antes de salir corriendo.

Hoy pensé en ella, mientras navegaba por la red. “Tu amiga” está conectada. Apenas pude mandarle un “hola, ¿como estás?” Antes de decirme que estaba ocupada terminando su tésis, que la disculpara. Eso fue hace dos meses. En verdad que uno puede extrañar una sonrisa.

lunes, 4 de enero de 2010

En México...


1 Anuncio


LETRAS BLANCAS EN FONDO NEGRO “En algún lugar de México, D.F.”


2 EXT – CALLE – PLENA TARDE


Un autobús recorre la calle pasando un letrero de salida a D.F. Una chica que va en el autobús mira por la ventana cabizbaja.


CAMARA se aleja del autobús y deja ver un coche que se acerca a toda velocidad por un costado del camión.


El conductor del coche es un joven que le grita “Te amo” a la chica del autobús. Ella sonríe.


El coche rebasa el autobús, se atraviesa frente a este y le corta el paso. El joven corre hacia la puerta, mientras la chica corre por el pasillo en la misma dirección. La puerta del autobús se abre y el joven da un salto al interior. El chofer del autobús se levanta, saca una escopeta y dispara directamente al pecho del joven. Este cae de espaldas sobre la calle. La joven corre y se agacha junto a él.


CAMARA lentamente va alejándose de la escena en una toma aérea que sube cada vez más.





Sobre el paisaje que todavía no desaparece aparecen en letras grandes: “En Mexico…” termina de desaparecer la escena del fondo y aparece el resto del mensaje: “La inseguridad ha matado al romanticismo”

El rapidín

Puta, cinco minutos para clase. En chinga a correr a mear, me quedan otros cuatro y medio si me lavo las manos de prisa (de todos modos, me vale madre la influenza), después salir, coger a agandallar una silla en las mesitas del área de fumar y preparar todo. Abrir mi mochila, sacar un cigarrillo y el encendedor del bolsillo lateral luego, el reproductor de mp3, buscar una buena canción, tal vez Space Lion del soundtrack de cowboy beebop o Hoppipolla de Sigur Ros. Mientras con una mano muevo las teclas, con la otra me colocó los audífonos en los oídos, pongo el cigarrillo en mi boca y trato de encenderlo mientras mi vista sigue ocupada en mi dedo que por fin llega a la H del ipod. Un click y la buena música comienza a sonar, justo en el momento en que el tabaco hace lo suyo. Cuatro minutos no serán suficientes, llegaré 28 segundos tarde a clase…

Hasta el rapidín tiende a ser un gusto exquisito cuando uno ha educado a su cuerpo a disfrutar un buen orgasmo.

El orgasmo... Volando bajo


Me dedico a coleccionar instantes, soy una persona que ha viajado, vivido, existido con el simple y sencillo fin de disfrutar de los orgasmos. Después de haber pasado el cuarto de siglo, de intentar trabajar, de intentar conocer, de intentar darle un giro a mi vida, descubrí el verdadero significado que tenía para mí. Orgasmo.


Desde siempre el orgasmo ha sido el tabú. Por el lado masculino el hombre lo toma como sinónimo de eyaculación, como si el tirar semen por ahí fuera lo mismo que el sentir como todo tu cuerpo vibra, se estremece hasta que no puedes ser nada más que el orgasmo.


Pero las mujeres tampoco han estado muy bien, desde el punto de vista masculino, ellas no deben tener placer, desde la insignificancia de no creer en los multi-orgasmos hasta el exceso de castrarles el clítoris para que no puedan disfrutar del acto sexual ni por asomo.


Las mujeres, desde su propio punto de vista, pecan de pudorosas y de falsas libertarias. Por un lado, tenemos las que siguen dentro del esquema machista y por ende, no quieren gozar, no se quieren desnudar, no quieren conocer. Tenemos el otro lado, las que creen que la libertad es acostarse con todos, no sólo con el amor de mi vida (y uno que otro falso intento) sino con todo aquél que se me presente y pueda hacerme sentir un rato (como el hombre machista, pero al revés).


De cualquier manera, el orgasmo no se trata de esto. El verdadero orgasmo no se trata de coger, ni hacer el amor. No se trata de la conexión máxima con otra persona, no se trata del placer carnal. El orgasmo, en realidad es el máximo placer que un ser humano puede tener en el más breve periodo de tiempo. Es el tsunami que llega por la costa y acaba con la mitad de tailandia, el volcán que despierta, explota y acaba con todas las islas del Hawaii. Es el momento en que realmente te separas del resto del mundo, un instante cuya única función es el placer. El orgasmo es el fin último, el momento en que tocamos el cielo y dejamos todo lo demás atrás.


Eso es lo que busco, eso es lo que me mueve por el mundo y a la vez, lo que me llena en un plano espiritual, intelectual, emocional y cualquier otro plano que pueda existir. Es sólo que las personas no entienden la verdad del orgasmo. Como dije, no se trata del sexo, no se trata del cuerpo, sino de tener el mayor estimulo en la menor cantidad del tiempo, de tal forma en que no puedas asimilarlo. Por eso, el orgasmo no es sólo físico, también es mental. El orgasmo se encuentra en la melodía de Claro de Luna, en el paisaje del puente sobre el lago de Monet, pero también en medio de la mediocridad de Bukowski o en medio de la decadencia de la ciudad pecado de Miller. El orgasmo puede llegar de cualquier manera y encontrar las diversas formas en que este puede llegar, es sólo parte de la diversión.

domingo, 3 de enero de 2010

Regreso a Casa


El taxi se detiene frente al callejón mientras la lluvia sigue cayendo en pequeñas pero constantes gotas, tengo que bajar la cabeza mientras recojo mis maletas para evitar que se mojen mis lentes, con un poco de dificultad rodeo el automóvil y paso entre la caseta telefónica y la pared de los vecinos por un resquicio de escasos 40 centímetros donde después de un par de golpes y empujones logro pasar para subir por las escaleras del callejón. Son sólo 14 pasos, son sólo tres maletas.

Sacar las llaves, escoger la adecuada, lograr que entre por la cerradura de la puerta: esa es la verdadera aventura. Cuando logró abrir la puerta exterior ya comienzan a dolerme los dedos en los cuales se encajan las bolsas de la comercial mexicana, además tengo que luchar por mantener el equilibrio mientras la mochila que tengo en un costado se mueve hacia delante, resbalándose por mi brazo, sigue la puerta intermedia que es aún más divertida que la anterior pues cuando está suficientemente oscuro no se ve la chapa, que es de cruz y en la cual la llave tiene que entrar en el ángulo correcto. Para ser alguien tan metódico como yo, el durar más de un minuto en abrir una puerta significa que he fracasado.

La puerta intermedia me toma 58 segundos, sin contar que me faltan 6 escalones para llegar a la puerta interior. Esa es fácil, sólo son dos cerraduras, mover las cortinas (que sirven como mosquiteros), luego la puerta, encender las luces y voalá, ya estoy en casa. Después de eso, sólo dejo las maletas en el sillón, guardo los comestibles en el refri y subo a mi cuarto para estar frente a la computadora, al menos así no me siento tan solo.

Después de estar tanto tiempo sin publicar nada, por fin decidí regresar a lo básico, una plantilla decente y sencilla, con únicamente los gadgets que necesito y dos columnas no más. Es como regresar a casa, ver que lo que escribes es lo que necesitas y sólo eso. No me importa quien me lea, no me interesa que sea un sitio rentable. Sólo me gusta por que es mi hogar. Ecofilia, lugar digno para vivir.