lunes, 19 de abril de 2010

Azotea



Mano derecha, corta vena en muñeca izquierda. Mano izquierda, corta vena en muñeca derecha. Antes antidepresivos, calmantes. Antes alcohol. Antes las despedidas, hacerse a la idea. Ahora la azotea. Ahora la vida pasa como sin nada, las personas en las calles siguen en movimiento, la miran como a una extraña, más como si ya perteneciera al mundo al que está accediendo y no como si todavía fuera parte del de ellos. Un muchacho camina cerca, siente las gotas que golpean su cara. Es una broma de muy mal gusto, le dice, ya estás grandecita para arrojar agua desde tu azotea. Pero ella no lo mira, se pierde en la sonrisa de la ciudad. Se pierde en el sol que comienza a comerse el horizonte o es al revés, acaso el sol es el que ha perdido.


La ciudad se despide, la mira sabiendo que ella no durará más. No pudo soportarlo, pero seguirá aquí. Su cuerpo sólo cambiara de residencia. Es una lástima se dice la urbe, que la vio crecer todos estos años. Tantas cosas por hacer, toda una vida por delante. Pero así es ella, si tan sólo no hubiese querido estudiar fuera, sino se hubiese alejado. A la ciudad le gusta jugar a  matar gente.

1 comentario:

suspiros dijo...

Estaba demasiado dormida para entenderle la primera vez que la leí. Triste, muy triste, oscura y cruel, me ha dejado una sensación de vacío.