sábado, 11 de abril de 2009

Todo tiempo pasado fue mejor



Sucedió en la primaria general no. 5, en el año de 1998, él estaba en cuarto año, ella en el sexto. Se podría decir de él (E…) que era un chico demasiado introvertido, para los maestros había sido una experiencia gratificante y a la vez problemática durante su recorrido escolar pues así como era un estudiante aplicado, era un desastre social. No podía llevarse con los demás niños, no era tanto por que lo molestaran o por que E… fuera agresivo, más bien se debía a que él no tenía interés en relacionarse con ellos. Se pasaba las horas solo, durante las clases y en los recreos, sólo había uno que otro niño al cuál le dirigía la palabra, pero sólo lo más elemental. Si acaso rompía esa monotonía era durante la hora de deportes y participa en los juegos con los demás. Cuando estaba en segundo año reportaron que hablaba solo, la maestra F… preocupada le preguntó si tenía algún amigo imaginario, pero no, a él simplemente le gustaba hablar cuando no había nadie más. Los maestros lo consideraban un bicho raro, pero como no era agresivo ni causaba mayores problemas (además de tener buenas calificaciones) la mayoría no dedico más de diez minutos a saber que pasaba con E…

Ella se llamaba A… pero a E… siempre le gustó llamarle LL (doble L). Ella era la chica más popular de la escuela, una niña muy bonita y siempre rodeada de amigas. Era muy alegre, agradable y además era una alumna aplicada. Entre la escuela se decía que era la más linda y las maestras siempre la usaban como ejemplo para las demás, por que no sólo era una niña bonita de familia bonita, sino también una buena alumna. Además a LL le gustaba cantar y cada año arrasaba en el festival escolar, por eso cuando a los niños les empezaron a gustar las niñas LL fue todavía más popular. Como ya estaba en 6to grado era normal que a ella también le interesara el sexo opuesto y ocurrió lo más lógico en su situación, no sólo llamaba la atención de los niños de la primaria, sino también de los chicos de la secundaria. F… un chico de segundo de secundaria comenzó a frecuentarla, a el le gustaba jugar futbol, era guapo y además tenía un carisma que lograba que a pesar de ser un alumno casi mediocre tuviera la amistad y apoyo de los otros chicos y el cariño de sus maestros. Como era de esperarse, F… y LL se hicieron novios. Salían juntos de la escuela, él la acompañaba a su casa, se quedaban un rato afuera hasta que su mamá salía por ella y ella se despedía con un discreto beso en los labios.

La situación en la casa de E… no era la más agradable, papá siempre fue muy dedicado en su trabajo por lo que llegaba a casa a altas horas de la noche, pero el dinero no era suficiente para poder pagar la casa, por lo que mamá también tenía que trabajar. Su hermano mayor estaba en otra escuela, por lo que E… tenía que esperar en su primaria hasta las 3 de la tarde para poder irse a su casa, pues aún cuando salía a las 2 su mamá apenas salía del trabajo y lo más temprano que llegaba a ir por él era a las tres (usualmente tenía retrasos por culpa del jefe). Por lo que cada tarde pasaba los primeros veinte minutos de la salida observando como los otros niños eran recogidos por sus padres, los próximos cuarenta (o más) minutos se los pasaba hablando solo, en medio del patio esperando a que llegaran por él. Solamente el portero, la secretaria y uno que otro esporádico compañero que se quedaba hasta tarde (por que sus papás habían tenido un contratiempo) sabían de sus tardes solitarias.

A pesar de estar en la misma escuela LL no conocía a E… cosa lógica pues E… no sobresalía más que como el bicho raro que pocas personas se dedican a observar. También era lógico que E… sabía quien era LL y no sólo eso, LL le gustaba, pero también sabía que estaban lejos, muy lejos dentro de ese universo infantil que es la escuela primaria. En primera estaba la barrera de 4to a 6to año, además de esa creencia que dice: “las niñas maduran dos antes que los niños” (osea que ya estaba cuatro años atrasado). Luego, estaba el hecho de que ella era la niña más bonita de la escuela y él… pues él ni siquiera era uno más del montón, estaba fuera del montón, por lo que sólo se dedicaba a pensar en ella, imaginaba muchas cosas, como que la invitara a tomar un helado o a pasear al jardín central, pero todo era eso: simple imaginación. E… estaba consciente de que para ella, él ni siquiera existía.

Lo ilógico sucedió precisamente cuando LL comenzó a tener a su novio de la secundaria, la secundaria estaba separada de la primaria por una pared, pero eran parte de la misma institución, por lo que era muy común que alumnos de primaria tuvieran hermanos en la secundaria y viceversa. Por lo que generalmente los chicos que se quedaban hasta tarde eran los que esperaban a sus hermanos salir de la secundaria. Por ello LL pasó a formar parte de este grupo de los que se quedaban hasta tarde esperando a los de la secundaria (mientras la primaria salía a las 2 de la tarde, en la secundaria la hora de salida generalmente era a las 2:30), pasó a formar parte de la vida de E…

La cosa fue así, LL estaba acostumbrada a estar con sus amigas y a ellas les agradaba ir con ellas a la hora de la salida, pero por más que les gustara su compañía sus padres llegaban por ellas y eso generalmente era antes de que saliera F… de la secundaria, por lo que ella cada vez era más el tiempo que pasaba sola a la hora de la salida. Mientras esperaba y sus amigas se habían ido no tenía nada que hacer, intentó por un tiempo hacer la tarea, leer un libro, hacer dibujos, pero con el paso de los días todo le iba aburriendo. Tal vez por eso fue que notó al niño raro, a ese solitario pequeño que se encontraba al otro lado del patio. Que al parecer se divertía hablando solo.

-Hola.

-erhm… Hola.

-Mucho gusto, yo soy A… ¿tú como te llamas?

-Soy E…

-¿Y por qué andas aquí solo?

-Espero a mi mamá…

-Vale, yo espero a un amigo, si quieres podemos jugar en lo mientras.

Y así comenzó todo, E… se ponía nervioso cuando ella se acercaba, pero a la vez era feliz por eso. LL en un principio estaba intrigada por el niñito raro, pero con el tiempo se dio cuenta que le agradaba su compañía. Él sabía escuchar y hacía buenos juegos. Realmente le hacía muy ameno ese tiempo tan fastidioso entre salir de la escuela y ver a su novio. Además había algo que E… sabía hacer, lo que lo hacía tan especial, el secreto que nadie más conocía.

-¿Por qué siempre hablas?

-¿A qué te refieres?

-Pues a que… ¿Por qué siempre estás hablando solo?

-Ahhh… te lo digo, pero es un secreto.

-Y… ¿Puedo saberlo yo?

-Pero sólo tú… En realidad no estoy hablando solo, en realidad estoy contando historias.

-¿Contando historias?

-Sí, me gusta mucho contar historias, cuando estoy aburrido cuento historias.

-¿En serio? Eso suena muy bien, a mí me gusta mucho que me cuenten historias… ¿Me contarías una a mí?

-Ehmm… bueno.

Y así pasaban las tardes, jugando y cada día el preparaba una historia para contarle. Poco a poco él se enamoraba de ella, pero como todo niño, no sabía que hacer con ese enamoramiento. Ella le tenía mucho cariño, cada tarde que compartían, poco a poco los acercaba y lo comenzó a considerar un verdadero amigo. Ella era la primera persona que sobrepasaba la barrera de su soledad, de su indiferencia. LL no respetó la regla de no le hables al bicho raro, a pesar de que sus amigas no aceptaban a E…, a ella le parecía un niño fantástico. La cercanía de diario hizo que E… pensara día y noche como hacer para demostrarle lo que sentía.

Un día nadie pudo ir por E… a la escuela, su madre estaba trabajando horas extra, su padre como siempre regresaría hasta la noche. E… se disculpo con LL y partió temprano a su casa. Al llegar abrió la puerta de manera silenciosa (siempre le había gustado moverse de forma sigilosa) y se dirigía a su cuarto cuando escuchó voces en la sala. Con cuidado de que no se dieran cuenta se asomo lentamente al lugar y se dio cuenta que su hermano mayor estaba con una muchacha de su misma preparatoria (tenían el mismo uniforme). Se hablaban de forma melosa, ella lo miraba con unos ojos que sólo puede tener una chica cuando ama a los quince años y él, insistía en que tenían todo el tiempo del mundo, que le permitiera hacer algo, cuando ella le preguntó que era lo que quería, él le dijo que quería demostrarle cuanto la quería y se quito una a una todas sus prendas hasta quedar desnudo. E… sin hacer el menor ruido se dirigió a su cuarto. Tratando de entender lo que estaba sucediendo.

Eran ya los últimos días de clase y LL pronto partiría a otra escuela, sus padres ya se lo habían confirmado y ya lo sabían todos sus compañeros, que incluso le organizaron una despedida. E… sabía que era el tiempo para decirle cuanto la amaba o si no tal vez no lo haría nunca. Sabía que no era una idea fácil de realizar, pero el plan para hacerle entender cuanto significaba ella para él se estaba llevando a cabo.

En la última semana de clases se celebraba el festival escolar, mismo en que LL se había lucido los años anteriores. Como cada año, estaban los puestos de comida, de frituras, fruta, bebidas y uno que otro concurso; los niños pequeños jugando por el patio, mientras los más grandes trataban de comprar en las interminables filas de los puestos. Los chavos de 6to año se encontraban hablando de a que secundaria iría cada uno, quienes irían a la misma, quienes no tendrían ningún amigo cerca y los casos raros que incluso se cambiaban de ciudad. El micrófono interrumpió las actividades, anunciando que comenzaría el concurso de canto.

En el concurso participaban sólo los alumnos que así lo quisieran, podían cantar de manera individual o en parejas. Lo cierto es que a pesar de que muchos se inscribían, pocos tenían madera de cantantes, entre ellos estaba LL por eso todos esperaban su presentación (y por lo general las maestras la dejaban al final, para cerrar con broche de oro). Ese año pasaron un par de duetos, bastantes individuales, pero sólo algunos de 5to y de 6to hicieron que todo el público aplaudiera. Después de eso salió LL. Cuando cantó todo el mundo aplaudía y le apoyaba. Era una canción acerca de una niña que extraña su papá, que a su corta edad entiende que el no volverá, pero que aún así lo quiere tanto que le pide que regrese aun cuando ha muerto en la guerra. Juro que pude ver algunas maestras y una que otra madre de familia llorar con la interpretación de aquella niña.

Cuando ya todos se disponían a seguir con el festival se anunció que faltaba una persona más: el alumno de 4to año E... iba a cantar. Se escucharon muchos rumores, al principio por que nadie sabía quien era E… después (cuando alguno lo averiguó) por que nadie creyó que el niño raro de la escuela quisiera (o pudiera) cantar. Pero ahí estaba en medio del escenario dispuesto a cantar. Centro su mirada en LL y de ahí no la quitó mas que para indicarle a la maestra que diera paso a su pista. La canción no le quedaba, su voz era buena, desafinaba como era lógico pero la gente pudo darse cuenta que tenía sentimiento, pero la canción no le quedaba, era de un hombre que desea a una mujer casada, de un hombre que prefiere perder su moral, su decencia, sus ojos, su nombre, su persona, que prefiere desaparecer antes de seguir viviendo sin ella. De un hombre enamorado, en el más estricto sentido romántico. La mayor parte de las personas se sorprendió de con cuanta fuerza cantaba, tanto sentimiento en un niño, aún así cuando ya terminaba la canción todos estaban aplaudiendo. En ese momento, todo se congela, por que sucede lo que nadie pudo imaginar. Mientras está cantando la última parte de la canción E… comienza a quitarse la ropa. Todos pensaban que se trataba de una broma, pero él no se detenía, ya estaba semidesnudo cuando una maestra corrió a detenerlo. Alcanzó a tomarlo por los brazos cuando ya sólo estaba en calzoncillos. Pero su mirada nunca se desvió de LL. Después de eso…

Después de eso, los niños lo vieron como un héroe (en contra de la autoridad) y como el payaso que se quiso desnudar enfrente de toda la escuela. La directora trató de aplicar un castigo justo a lo que había hecho, aunque realmente no podía expulsarlo por eso… políticas de la empresa. Total que llamaron a los papás, lo recomendaron con un psicólogo, tratando de convencerlos de que no era conveniente que siguiera en esa escuela. Los papás lo regañaron, no lo comprendieron, lo castigaron, lo que cualquier padre normal hubiera hecho con el anormal de su hijo. Su hermano… digamos que nunca lo dejó en paz (incluso hasta la fecha saca a tema la embarazosa situación). Y LL…

Era el último día de clases, dos días después del festival escolar. Ya casi todo el mundo se había ido de la escuela y se sentía esa soledad en el ambiente, cuando todo se muere. E… esperaba a su madre como siempre (casi como siempre, por que todavía estaba muy enojada por el incidente) y como siempre estaba contando una historia a sí mismo, cuando levantó la mirada y vio a LL delante de él. Pasaron muchos pensamientos por su cabeza, tenía miedo de que estuviera enojada, pero también estaba seguro de lo que sentía. Recordó que era el último día y que tal vez nunca más la volvería a ver. La miró a los ojos, siempre la miró a los ojos.

-Yo… lo de… la ropa… bueno, yo te qui…

-No te preocupes

Y mientras le sonreía, se acercó a él. Depositó un suave beso en su mejilla, volvió a sonreírle y antes de que el dijera algo más, dio media vuelta y se alejó.

2 comentarios:

Erick Bailón dijo...

Bien dicen por ahí, que un escritor nunca le da lo que quiere al personaje, pero pffd esta historia definitivamente necesita continuación, es una historia que te adentra bastante para que termine tan suavemente, como chiste de polo polo, te hace reír todo el chiste y el final es simplemente algo que nada mas no...

Eco dijo...

Ya me había dicho algo parecido otra persona, actualmente estoy pensando si le hago continuación o no.

Y si la hago, ¿cómo rayos continúa?