viernes, 1 de mayo de 2009

Las noches que pasé contigo




Ya son las 4:49 de la mañana y el reloj sólo se burla de mí. Puedo ver perfectamente el cenicero casi lleno, mientras golpeo el cigarrillo contra su orilla, esperando que las cenizas no caigan sobre mi escritorio. Llevo aquí toda la noche y si no me apuro va a amanecer. Es horrible, veo como el monitor se burla de mí, pensé que eso sólo pasaba con las libretas, pero ver la hoja en blanco… es deprimente.


Hace unas horas sabía que escribir, ahora no estoy tan seguro. No sé como me metí en este trabajo, al principio pensé que 10 cuartillas por semana sería un trabajo fácil. Nunca pensé que me costaría tanto. Llevo 5 noches seguidas tratando de escribir, las mismas en las que prácticamente he caído en la cama, sólo para amanecer. Mi mujer me pregunta, que si me siento bien, que tal vez sea la gripe esa de la televisión. No, no es eso, ni siquiera es el cansancio físico. Lo que me duele es el orgullo.


Me metí en este proyecto, pensando que sería difícil pero que podría lograrlo. También pensé que hacerlo me traería uno que otro buen culito para follar. Pero ni lo uno ni lo otro. Lo único que he obtenido son las llamadas cada mañana de mi editor. Y el culo rancio, viejo y olvidado de mi correctora, no es que me la haya tirado, pero en verdad que parece que sólo sabe mover su gordo trasero de un lado al otro (eso por lo menos, cuando me ve). En fin, que coger coger, nada por que ni con mi nena tengo acción, ella siempre me invita a dormir con ella, pero yo tengo que llenar 10 malditas cuartillas.


Me fascinan muchos temas, ciencia ficción, perdida de la realidad, suspenso y terror, erotismo, prácticamente he escrito de cualquier cosa. ¿Entonces por qué no puedo escribir? Por que ya todo lo han hecho. Cuando tienes una idea que sientes que es la puta mejor idea del mundo para escribir. Una de dos, o alguien la desarrollo hace 5, 10, 50 o 500 años, o en lo que terminas de escribir tu historia aparece una película, un best seller o un maldito comic que tiene la historia tal y como tú la pensaste (es más el nombre de los personajes es el mismo).


Entonces sólo te queda contarlo de la manera más original posible. Pero entonces ¿qué pasa? Que no puedo contar de una manera original, por que siempre escribo como yo. Mis letras apestan a mí. Trato de probar un estilo y otro y termino escribiendo como algún escritor que admiro (y eso, amigos míos, es plagio) o simplemente no siento que este llevando esto a ningún lado. Total que al final llevaba ya la mitad del trabajo cuando se me ocurre releerlo y me doy cuenta que ya lo hicieron o que ya lo hice.


Y así estoy, cada noche, rompiéndome el coco para producir material nuevo. Lo peor es que la publicación es de baja calidad, una revista cualquier donde lo que importan son las fotos de desnudos. En pocas palabras, a nadie le importa lo que escribo más que a mí. Estoy entonces cada noche en mi escritorio, fumando, platicando con la farándula noctámbula en la línea y sin escribir una sola línea, por lo menos no sin borrarla al volver a leerla.


Tengo tantas historias que contar, pero es como si nunca pudiera empezarlas. Me cuesta tanto trabajo romper esa inercia y ahí voy subiendo subiendo y bajando bajando. Nunca moviéndome del mismo lugar. En fin, mira que ya son las 6 y ella casi despierta. No queda más que apagar la compu, dormir un rato y esperar que mañana, todo haya mejorado.

1 comentario:

pepsi dijo...

En una firma acabo de leer

"Si tu crees que puedes, LO HARÁS;
Si tu crees que no, tienes razón."

He pasado por situaciones parecidas, de hecho, ese fue uno de los motivos por los que abandoné Infernal Majesty y PainKiller; me pasó lo de una amiga con su novio "Le exprimieron tanto el jugo a su media naranja hasta que la dejaron seca y no hubo más".

No es que a uno "se le acaben las ideas", la inteligencia no muere tan fácilmente, pero la inspiración, la caprichosa musa que mueve al creativo, al parecer es terriblemente volátil y se esfuma en aire en el momento más inoportuno.

En este instante yo aún me pregunto a dónde ha volado lo que me motivaba a continuar con la que creí mi vocación.

Es cuestión de tiempo y un poco de suerte, me lo dijo Sorcerer, a él le ocurrió en un momento crítico: su tesis; y justo cuando estaba dispuesto a tirar la toalla, una nueva y alentadora inspiración apareció y terminó su tarea satisfactoriamente... aún mantiene a su lado a la musa que lo despertó de su letargo.

...

Ahhh... qué aburrida ando, ya me cansé de ver fotos de cibers bonitos.