Una patata rodaba por la calle y veía la tristeza, en la soledad, en la pobreza.
El gato le maullaba a la pobre papa, que no podía detenerse a ver que del otro lado estaba la felicidad.
Pero el señor con su escoba, corrió al gato de la ventana, para que no volviera más.
La hija era alérgica y no podía soportar el pelo del mínimo y rompía a llorar.
Pero no se preocupe señor lector. La papa sigue viva y el gato feliz.
1 comentario:
Espero que la papa haya llegado a un parque con mucha tierra y haya tenido retoñitos :)
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