domingo, 10 de enero de 2010

El amor de mi madre

Tranquilo hijo, mami está aquí, no te pasará nada, mírame a los ojos, no te pasará nada, quiero que seas un hombre de provecho, sé que lo harás, tú eres lo más importante hijo y sólo eso importa, te amo, siempre recuerda…

Esperaba que mi madre terminara su frase, pero no pudo. Yo me quedé ahí, recostado debajo de ella, con el calor de su sangre que resbalaba por mi rostro, caliente, era su amor que me cubría de besos. Pude sentir como la vida se le salía y su cuerpo quedaba inerte sobre mí. Yo quise llorar, pero sólo me quedé ahí, quieto, rezando por que mi madre tuviera razón.

(fragmento tomado de las memorias de Don Julián Flores: “a propósito de la guerra”

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