jueves, 7 de enero de 2010

Emprende el vuelo (2)


Cuando abrí los ojos ya estaba arriba, habíamos pasado por el anillo dentro de la nube y el se encontraba mirándome fijamente. Estábamos sobre el cielo, entre las nubes, más allá del Sol y la Luna, más allá del bien y el mal. Sus ojos penetraban de manera decidida sobre mi piel, podía sentir como su mirada no sólo se clavaba en mí, sino que pasaba a través de mí, me leía, sabía quien era yo, mis sueños. El conocía la verdad.


Entonces, por qué me trajiste aquí, Por que quiero que conozcas, En verdad es muy hermoso, pero, por qué yo, por qué no alguien más sabio, más valiente y fuerte, Lo dices tú, que no sólo has tenido un sueño de toda la vida, que no has olvidado a pesar del trabajo duro, de las frustraciones, tú que pasas más tiempo mirando hacia arriba que alrededor, Pero, eso no me hace especial, Claro que sí, tienes la fuerza del deseo y ella fue la que me llamó, Pues en verdad gracias, todo es único aquí, en todas estas nubes puedo ver tantas tonalidades, pero a la vez, tienen texturas que nunca había mirado antes, Eso se debe a que no estamos en el cielo que tú conoces, en realidad, estamos en el Cielo. No entiendo, No necesitas hacerlo, sólo debes disfrutarlo, contemplarlo y cuando estés lista podrás hacer la labor que necesito de ti, Claro, haré lo que necesites, sólo tienes que pedírmelo, No te preocupes, ni siquiera necesitaré hacerlo.


Ahora, qué te parece si tomas un poco de lo que hay a tu alrededor, Quieres decir, un poco de las nubes, No sólo de las nubes, puedes llevarte también los colores, las luces, las formas, toma las texturas, quiero que conozcas toda la variedad de este universo y cuando estés lista, la guardarás en tu corazón, Está bien, aunque de nuevo, no entiendo a lo que te refieres, Tú sólo toma lo que quieras y ponlo en este canasto, cuando hayas terminado, estarás lista para regresar, Pero yo no quiero regresar… no tan pronto, No te preocupes, después de que hayas tomado todo y lo tengas en tu corazón podrás regresar aquí las veces que quieras, siempre y cuando hagas lo que te he pedido, Está bien, entiendo.


Entonces recorrí los campos de nubes, recogiendo formas, colores, texturas, a cada momento me encontraba con una nueva impresión, una… una esencia, comencé a ver esencias, no podía nombrar a los colores, ni a las texturas, no había un rojo o un amarillo, ni siquiera sus tonalidades, eran colores que nunca antes había visto, colores para los que no tenía un nombre, para los que sólo podía capturar su esencia. Poco a poco recorrí todo lo que mis ojos podían, poniendo un poco dentro del canasto, hasta que estuvo lleno. En ese momento el canasto se cerró sobré mi mano izquierda, con la había estado cargándolo, comenzó a deslizarse por todo mi brazo, irradiándome con una sensación de dulzura, de tranquilidad y avanzando hacia mi pecho y con cada centímetro que se escurría recordaba una a una las esencias que había conocido ese día, hasta que llegó al centro de mi pecho, entonces todo se convirtió en dolor, las nubes desaparecieron, todo lo que había a mi alrededor había pasado a un segundo plano, sin tener un primer plano que ocupara su lugar y sólo pude distinguir su mirada a lo lejos, muy lejos de mí mientras el dolor me despedazaba por dentro.


Cuando desperté estaba en el claro, mirando una nube con forma de anillo, de curioso tonalidad morada, como si fuera una nube nocturna que se haya quedado rezagada en el cielo matinal. Me levanté del suelo, sabiendo que tenía que regresar a casa, arreglé mi falda, sacudí mi ropa y al notar que mis brazos tenían unas marcas nuevas, como quemaduras, unas extrañas cicatrices, tuve que bajar mis mangas lo más que pude, pensando en la forma de evitar el llamar la atención en el camino a casa.

No hay comentarios: